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We Are Who We Are (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2020). 8 episodios. Dos adolescentes norteamericanos alcanzan la mayoría de edad mientras viven en una base militar estadounidense en Italia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
3 de noviembre de 2020
29 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha pasado algo con esta serie y es que cuando un protagonista me cae realmente mal, pierdo el interés por lo que le ocurra. Como contrapunto tenemos a la carismática protagonista femenina que hace que continúes hasta el octavo episodio.

El completo imbécil es Fraser Wilson un adolescente irritante, hijo de la coronel a cargo del la base militar italiana donde ocurre toda la historia. Está interpretado por Jack Dylan Grazer, al que pudimos ver en IT y Shazam. El chaval está confuso con su identidad sexual lo que le lleva a ser un impertinente, maleducado, solitario y que trata con el más absoluto desprecio a todo el mundo, incluida su madre que llega a pegarla en varias ocasiones.

Es cuando entabla amistad con Caitlyn interpretada fenomenalmente por Jordan Kristine Seamón una chica homosexual como él pero con la cabeza más amueblada, aquí es donde puede parecer que las cosas podrían cambiar, pero no, la historia sentimental no consigue cuajar, yéndose por las ramas en episodios muy banales contando las peripecias de ellos y un grupo de amigos.

Se puede valorar su puesta en escena con los conflictos y las situaciones que se viven en una base militar en suelo extranjero, pero por lo demás me parece una historia insípida y carente de interés, algo que me choca mucho después de leer los grandes elogios de la serie en críticos especializados. Algo que puede haber influido en las grandes expectativas que tenía.

El artífice es Luca Guadagnino que al igual que la serie y aunque me duela decirlo "Call me by your name" me pareció un film correcto pero sobrevalorado, así que de su filmografía me quedo con el remake de Suspiria.
Destino Arrakis.com
videorecord
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11 de septiembre de 2020
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Juventud, divino tesoro

La trama de esta serie, transcurre en una base militar de Estados Unidos ubicada en Italia. Dentro de ella existe una especie de microcosmos, donde los militares y sus familias conviven entre sí. La base dispone de todas las facilidades que puedan necesitar todas las personas que habitan en ella, desde supermercados hasta un pequeño cine dentro de ella. Hay incluso una escuela, para que puedan asistir los hijos de aquellos que estén destinado en el país transalpino; por lo que llega a ser muy similar a una ciudad, pero solo habitada por militares.

A lo largo de sus ocho capítulos, seguimos la pista de un grupo de adolescentes que conviven en dicha base, donde llegan a entablar amistades y relaciones amorosas entre ellos. Puede sonarnos a cliché o algo que hemos visto un millar de veces anteriormente, pero aun así llega a convencernos por su estilo tan propio y singular. La serie sigue una estética indie, que a su vez cuenta con una dirección muy de cine de autor.

No llega a ser frenética, como la mayoría de series del estilo, sino que deja que el espectador se familiarice de manera natural con los personajes. No es una serie que está cargada de diálogos, donde lo importante no es lo que se llega a decir sino lo que se llega a intuir. Se hace uso de la cámara en mano en muchos momentos de la trama, al igual que de largos planos. Esto puede hacer que mucha gente la encuentre algo lenta y que no cuenta con una trama principal muy definida.

*Acercándose a cada protagonista

Algo interesante de We are who we are, es el hecho de que no cuenta con un actor o actriz protagonista. En cada episodio, vemos como nos van mostrando más de lleno la vida de un personaje en particular. Más que centrarse en personaje, lo que hace el director es imprimir la óptica de dicho personaje, al cual está mostrando en pantalla. Esto hace que observemos en un segundo plano, como los protagonistas reaccionan ante ciertos acontecimientos y por qué actúan de una determinada forma.

El gran acierto que tiene esta miniserie es precisamente eso, que es tremendamente contemplativa. Somos meros observadores, que seguimos de cerca la vida más íntima de este grupo de jóvenes. Esto se lleva a cabo sin caer en juicios de valores, ni buscar que el espectador empatice con un personaje por encima de otro. Es como si el director nos dijera, que esta vez no hay trucos a nuestro alcance, la realidad se nos muestra tal y como es. De ahí puede que venga el título de esta miniserie, de la idea de que somos como somos, por más florituras que queramos mostrar.

Sin embargo, aunque la premisa con la que comienza la serie es interesante, al final tiende a mostrar ciertos aspectos que encontraríamos en una serie juvenil corriente. Hay momentos en donde llega a ser algo esperpéntica y carente de cierta coherencia, respecto a la evolución de sus personajes. Llega un punto, donde no sabes si la serie se toma enserio a sí misma o si simplemente acaba perdiendo el rumbo de la historia.

*My generation

En cuanto al apartado técnico de la serie, podemos destacar varias cosas que llegan a ser muy interesantes como espectador. En primer lugar su gran banda sonora, que está muy presente en todo momento de la historia; llegamos a ver escenas enteras, donde se pone una canción completa de más de tres minutos. La selección musical es exquisita y muy variada, yendo desde la música de Kanye Weste, hasta la de los Rolling Stones.

Por otro lado, tenemos una fotografía que resulta ser muy luminosa la mayoría del tiempo; esto puede deberse, a que se hace uso de lentes anamórficas. A su vez, da la impresión de que la serie tiene tintes de contar con un estilo fotográfico, más del estilo de lo que viene siendo un documental. Puede que esto se deba a que el director de fotografía, quisiera reflejar el mayor grado de naturalidad posible.

Otro aspecto interesante con el que cuenta esta serie, es el uso que hace del sonido. Muchas veces, el sonido sirve para reflejar la incomunicación o el hermetismo de un personaje, principalmente hacia una figura adulta. Esto lo podemos ver en muchas escenas protagonizadas por el personaje de Fraser, cuando no quiere saber nada de su madre o también en el personaje de Caitlin. A parte de ello, muchos otros elementos que nos envuelven en una atmosfera “millennial”, parecidos a los vistos anteriormente en series como Euphoria o Sex Education. En definitiva, que la serie por un lado tiene un estilo muy propio y alternativo (que en general se mantiene), pero también tiene elementos que catalogaríamos de clichés o de comerciales.

Conclusión

We are who we are es una miniserie juvenil desacomplejada, que nos muestra una visión particular sobre las problemáticas juveniles. Pese tener un ritmo narrativo algo lento, es una serie que merece la pena ver por el gran trasfondo que habita en ella. Es una serie que no necesita de muchos momentos de exaltación, para llegar a cautivar y mostrarnos de lleno a sus personajes. Una serie que nos invita a aceptarnos tal cual somos, al igual que aceptar al resto sin llegar a juzgarlos de antemano. Una miniserie de ocho capítulos, que llegara el próximo 14 de septiembre a la plataforma de HBO y que también se podrá disfrutar en este próximo Festival de San Sebastián.

Escrito por Daniel Jiménez
Cinemagavia
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29 de septiembre de 2020
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luca Guadagnino se ha hecho un importante nombre en la industria del cine gracias al merecido éxito de Call Me by Your Name, drama que fue nominado a varios Oscar y que tendrá secuela en breves, siendo un verdadero icono en la comunidad LGTBI. Su siguiente trabajo fue el cuestionado remake de Suspiria, que no tuvo el mismo impacto que su anterior propuesta, a pesar de las pretensiones. Es ahora cuando regresa a sus orígenes con esta serie, exclusiva de HBO, y que ha sido alabada por la crítica, pero a la que me temo que no se le ha hecho mucho caso.

En esta ocasión estamos ante una miniserie de ocho episodios, de casi una hora de duración cada uno (ése es el gran mal de las series actuales), que aborda la adolescencia de sus protagonistas en el marco de una base militar estadounidense en Italia (no hay que olvidar que el director es italiano).

Debo reconocer que, aunque el piloto no está a la altura de su famosa película (tampoco era necesario), tiene varios apuntes interesantes, dejándose ver, no siendo ninguna maravilla pero tampoco la pérdida de tiempo que podría haber sido. Es entonces cuando se visiona el segundo capítulo, confirmando nuestras peores sospechas, ya que el tedio se apodera de la pantalla, en una especie de serie independiente que pretende ser profunda pero que solamente transmite frialdad, como el 90% de todo lo que lleve la palabra independiente. Y sí, esa es una apreciación personal.

Es una pena que la serie se derrumbe tan rápido, siendo mucho más interesante la trama de su protagonista masculino que no la de ella, con una serie de secuencias que no conducen a ninguna parte y que te dejan igual que estabas. Sí, es más que posible que estén introduciendo a los personajes y cocinando las bases de la propuesta a fuego lento, pero hay mejores formas de presentar las cosas, y nada invita a continuar la serie más allá de sus primeros episodios.

Y es que el mayor problema que tiene no es otro que el de la dura competencia que asola estos días en el panorama seriéfilo, donde se hacen demasiadas series, siendo los únicos alicientes de la que nos ocupa su cacareado director y guionista (el bueno de Luca), su temática LGTBI y poco más, siendo una serie más en la saturación que estamos viviendo, siendo quizás una propuesta estupenda para los críticos acostumbrados a este tipo de productos, pero que estoy seguro que pocos espectadores le darán una oportunidad.

Por supuesto, no olvidar a su más que correcto reparto, con un convincente Jack Dylan Grazer (joven promesa visto en IT y en Shazam), en un personaje con ecos (salvando las distancias) del de Elio en la nombrada Call Me by Your Name, o Chloë Sevigny (actriz a la que Hollywood dio la espalda por cierta escena) en un rol complejo y diferente a lo que nos tenía acostumbrados. Todos cumplen, aunque no deslumbran.

En conclusión, no estamos ante una absoluta pérdida de tiempo, pero sí ante otro ejemplo de mucho ruido y pocas nueces, siendo claramente una serie que será olvidada con el tiempo (como le sucedió al también aplaudido Damien Chazelle con la horrorosa The Eddy) y a la que cuesta darle una oportunidad cuando, seamos claros, hay cosas mucho más interesantes y mejores que ver.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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27 de octubre de 2020
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "We are who we are" hay una cuidada selección de temas musicales y la banda sonora en general es más que aceptable (y empiezo por esto porque, quizá, es lo que me ha llamado más la atención). La fotografía también está muy cuidada y más teniendo en cuenta que es difícil extraer imágenes bellas en el interior de un cuartel militar. Pero se aprovecha de una buena iluminación y de una cuidada ambientación. Llama la atención el poco convencional manejo de la cámara muy "marca de la casa". Todo esto consigue que el producto no sea convencional y tenga un atractivo especial.

¿Y respecto a los dos ingredientes principales? El casting es también apropiado y todos los actores/actrices cumplen lo que se espera de ellos y sacan adelante unos personajes interesantes. Especial mención a Jack Dylan, que clava un personaje tortuoso; quizá por su desarraigo, quizá por la educación de sus madres o quizá por todo ello.

Y el argumento da para un tremendo juego: la adolescencia vivida dentro de un entorno militar lejos de tu país de origen.

¿Por qué , entonces, mi valoración es un "5" (pasable)?

Desde el inicio las historias que nos van contando a lo largo de los capítulos tienen también su interés pero no hay un arco argumental general definido que nos enganche. Es decir, es una especie de cocido en el que Guadagino va echando de todo pero de forma aleatoria. Casi (esta afirmación es un poco exagerada pero es para que se me entienda mejor) insisto, casi se pueden ver los distintos capítulos de forma aleatoria

El resultado, personajes poco desarrollados; historias inconexas y sensación de que se podía haber sacado más jugo de todo ello echando cada ingrediente en su momento para un punto de cocción perfecto y un buen caldo que hiciera de hilo conductor.

Releyendo algunas críticas profesionales, me asombran afirmaciones como "abruma y entusiasma a partes iguales" o "profunda oda a la vida". Ni es tan profunda, ni entusiasma y, menos aún, abruma: sólo se deja ver.

La sensación que se me ha quedado al finalizar el último capítulo es la de haber perdido el tiempo, que es lo peor que te puede pasar cuando acabas una serie.

Guadagnino se rodea de buen material para mostrarnos un producto muy prescindible. Esperemos que se redima con "Call me by your name 2"
jutande
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5 de noviembre de 2020
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vínculo principal es el de Frazer y Caitlin y el de ellos al interior de sus familias y con sus amigos. Por otro lado, las relaciones entre los adultos también son interesantes.

La forma en que Guadagnino coloca la cámara, encuadra sus escenas y acompaña a sus personajes es inefable y admirable. La sensación de inmersión e inmediatez es total: como ejemplo temprano, basta ver cómo la cámara sigue a Frazer recién llegado a la base. Claro que esto no excluye algunos recursos de estilo que se salen del naturalismo dominante.

Las actuaciones son admirables, los diálogos breves, los silencios abundantes, la banda sonora ecléctica y, afortunadamente, no existe ninguna voz en off.

La base es retratada como una auténtico pueblo o barrio privado enclavado en Italia, con sus rutinas y cierta placidez burocrática. Las conductas y búsquedas adolescentes (la identidad, el amor, la pérdida, el ocio, la relación con los padres) se exponen con hondura y naturalidad y con algunos rasgos sorprendentes, en el contexto de la campaña electoral de 2016 que llevaría a la presidencia a Donald Trump.

La serie presenta algunas escenas colectivas (ya las verá el espectador) verdaderamente antológicas. La mirada es absolutamente europea, profunda y delicada pero libre de mojigaterías y pudores.

En suma, We Are Who We Are, por su sensibilidad europea, por sus actuaciones, por su puesta en escena cinematográfica, por su paleta de personajes, por su naturalidad, por su fluidez narrativa, por la forma en que constantemente rompe moldes con su fresca modernidad y por tantos otros atributos es sin duda una de las grandes series del 2020, lejos del artificio, del callejón rutinario, correcto y/o pretencioso y sin salida de tantas series estadounidenses.
Daniel B
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