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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western. Drama Bill Miner es un vaquero que ha estado en prisión 33 años. A su salida de la cárcel de San Quintín en 1901 Bill marcha a vivir y a trabajar a Washington con la familia de su hermana. Pero el mundo ha cambiado mucho en todo ese tiempo que ha estado encerrado. (FILMAFFINITY)
11 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solamente tres palabras pronunciadas con convicción sobran para indicar el objetivo: "¡Alto, manos arriba!". Breve, escueto, directo, al grano. Exactamente como era el personaje que popularizó la expresión, Bill Miner (Farnsworth), un hombre que se dedicó en su juventud al asalto de diligencias con relativo éxito pues se parará 33 años en la cárcel de San Quintín.
Desorientado por lo cambiada que encuentra la sociedad, mientras viaja en tren a casa de su hermana poco a poco se va poniendo al día de las novedades, "Parece que me he perdido todas las buenas oportunidades". Como regalo le lleva una inútil peladora de fruta que le ha colocado un avispado viajante de comercio.
Intenta sinceramente adaptarse a los nuevos tiempos, se sorprende al ver en las pantallas del cine mudo las andanzas de otros forajidos como él.
Y vuelve a las andadas. "Yo solo atraco diligencias" porque "Un profesional siempre se especializa". Pero ya no hay diligencias y el dinero marcha en el furgón del correo de los trenes.
Total un western ferroviario en las frías tierras canadienses, con locomotoras que lanzan parsimoniosamente al aire sus penachos de humo blanco o gris ocupando buena parte de la pantalla.
Magnífico guion maravillosamente llevado a la pantalla por el director. Con sosiego, dando tiempo a mostrar al personaje, Bill, dando tiempo a que muestre con un leve parpadeo, un mohín de la cara o del bigote, un gesto, una mirada su estado de ánimo, lo que en cada momento pasa por su cabeza. Sin palabras.
Cinta de silencios, pocas conversaciones pero con frases oportunas, y una excelente banda sonora que casa perfectamente con la belleza de los paisajes que se recorren. Cinta de exteriores, con el fondo de las altas montañas de la Columbia británica, con sus ríos y sus lagos, con sus nieves, hielos, lluvias y barros.
Cuidada ambientación, vestuario, interiores.
Enorme Bill como personaje, discreto, culto, recto, honesto a su manera, pero sobre todo bueno, "El bandido caballero" lo llamarán. Y enorme, pero enorme, la interpretación de Farnsworth.
Tampoco desmerece el resto del reparto, donde destaca la reivindicativa fotógrafa Kate (Burroughs), "En este país no te toman en serio si no eres blanco, protestante y sobre todo hombre". O los pobres diablos que lleva Bill como compinches, "Veo que sigues trabajando con idiotas" le dirá alguno.
La película se inicia y se cierra con imágenes de los primeros tiempos del cine mudo, con forajidos asaltando diligencias. Un bello homenaje al western eterno del que mana directamente este "Zorro gris" de bien poco afortunada denominación, pues si Bill fuera astuto no habría pasado tanto tiempo en la cárcel.
Y no olviden, "¡Alto, manos arriba!", un verdadero atraco que esta gran cinta haya pasado tan desapercibida.
Muy, pero que muy recomendable.
Lafuente Estefanía
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