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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Aventuras Alejandro Magno (336-323 a.C.) tuvo como preceptor a Aristóteles y a los veinte años sucedió a su padre como rey de Macedonia. Fue un general excepcional, capaz de conducir inmensos ejércitos. Sus numerosas y brillantes victorias le permitieron crear un gran imperio que se extendía desde Grecia hasta la India. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Maestro, he conquistado grandes territorios pero los hombres me son hostiles. ¿Qué hago con ellos? ¿Los mato a todos?" Así preguntaba Alejandro a Aristóteles para conocer su opinión, como hacía con frecuencia. Esta fue la respuesta: "Puedes sin duda matarlos a todos, pero no podrás acabar con la tierra, con el aire, con el ambiente que los ha hecho así y tendrás que seguir matando siempre. Gánatelos con tu afecto y con tu buen gobierno".
Un personaje del atractivo y de la profundidad de Alejandro no podía pasar desapercibido para el cine y ha sido objeto de algunas películas, pero, como reconoce alguna crítica, es demasiado complejo para tratar de encerrarlo aunque sea en las dos horas largas que dura la cinta de Rossen.
Que, por cierto, es una buena película. Seguramente la mejor que le han dedicado.
Cine ampuloso con abundancia de extras, rodado generalmente en amplios escenarios naturales castellanos. Pero también de trajes suntuosos y de pelucas que hoy resultan un tanto ridículas.
Y sin embargo aborda muy bien los personajes centrales. Filipo el Bárbaro (March), su esposa la intrigante Olimpia (Darrieux) y por supuesto Alejandro (Burton). Muestra perfectamente la ambición, las traiciones, las luchas de poder en la corte macedonia con estas tres poderosas personalidades. "Filipo, me miras como un rival no como un hijo".
A su lado el mismísimo Aristóteles queda totalmente eclipsado. Lo mismo que Grecia, "Atenas no es una ciudad ni un estado, es un ideal".
Alta política. Ahí está lo mejor de la obra.
El guion desde luego es bastante fiel a los hechos históricos. La realización se centra más en los debates ideológicos que en las escenas bélicas. Como lo hará luego cuando muestre la capacidad del gran general para adoptar y adaptarse a las costumbres de los territorios conquistados, en lo que sigue de cerca las ideas de su maestro, "Sería una lástima ganar la guerra y perder la paz".
Es cierto que sobra teatralidad y expansión declamativa, pero es que hay frases dignas de ser esculpidas en mármol.
Una buena película histórica tratada con rigor y bien interpretada en los papeles principales. Una superproducción típica del cine de los 50 que busca epatar con su grandiosidad, pero que nos acerca con acierto a uno de los personajes más atractivos de la historia. Un personaje del Olimpo para su época, "Yo no soy hijo de Filipo, soy hijo de Dios".
No se la pierdan.
Lafuente Estefanía
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