Era el sueño del capitán de la armada soviética Vasili Borodin (Neill). Conocer el estado de Montana, desertar a América con el almirante Marko Ramius (Connery) y la oficialía del "Octubre rojo", la nueva estrella de los submarinos nucleares capaz de introducirse en silencio entre los radares enemigos.
Y directo a las costas del Atlántico Norte lo mandan sus superiores para bombardear EEUU. Pero Marko y sus oficiales tienen otros planes.
Difíciles de lograr, sí, pero para facilitarlos la inteligencia americana cuenta con el imaginativo Jack Ryan (Baldwin).
Cinta bélica de submarinos ambientada en la etapa final de la guerra fría poco antes de desmoronarse el Muro de Berlín y del desmembramiento de la URSS.
Cuenta con un excelente guion que trata de la deserción del submarino, la persecución consiguiente y las dificultades para que los americanos comprendan los hechos. Una partida de ajedrez entre jugadores que deben confiar en la inteligencia del contrario. O de póquer, donde "Lo difícil de echarse un farol es saber cuándo hay que dejarlo".
Buena también la realización que gradúa la tensión dramática que va subiendo paulatinamente hasta el desenlace final. Juego de astucia y de intriga. Algún que otro torpedo pero pocos tiros, "Tenga cuidado cuando dispare, la mayoría de instrumentos no reaccionan bien ante las balas".
Ambientación impecable, lo mismo que las interpretaciones donde se alza por encima de todos un Connery en plena forma.
Buena cinta de submarinos cuando está a punto de derrumbarse con estrépito el estado soviético y su dictadura comunista.
Alguno queda en el camino. Siempre nos quedará el sueño de Montana, como los recuerdos parisinos de Rick y de Ilsa en "Casablanca".
No se la pierdan.