“La bella y la bestia” (2014) es la enésima mega co-producción europea destinada a atraer a toda la familia al tiempo que le pega un buen mordisco a la taquilla, pero que al final termina convertida en un asombroso ejercicio de intrascendencia. Aunque, en el fondo, la película también puede servir como sencillo estudio sociológico para comprobar el férreo impacto de la Disney, los de Mickey Mouse pueden hacer un millón de versiones de la misma película y siempre terminan haciéndose de oro, el resto habrán de esforzarse un poco más, no ya para hacerse de oro, sino para obtener un resultado como poco salvable.
En “La bella y la bestia” (2014) Christophe Gans da un giro de ciento ochenta grados, tras “Silent Hill” (2006), y nos ofrece una adaptación de la versión más antigua del clásico cuento, la escrita por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, y publicada en 1756 tras la muerte de ella. Esta versión francesa es un claro ejemplo de como desaprovechar buenos ingredientes en un plato olvidable. Para empezar se desaprovecha una historia de esas que casi funcionan por si solas, “La bella y la bestia” (2014) es de esos films en los que suceden cosas porque sí, sin motivo ni explicación, y eso no beneficia en absoluto. De repente nuestra valerosa protagonista entra en un castillo ajeno, ve un vestido, y se lo pone sin mediar palabra. ¿Por qué?... Nadie lo sabe, pero el caso es que lo hace. Y reacciones de ese tipo son las que mueven a los personajes que habitan la historia, y las que hacen que no resulte muy convincente.
En “La bella y la bestia” (2014) también se desaprovecha a un realizador de sobras solvente, al menos para mi gusto. El único aspecto en el que termina brillando Christophe Gans es en el cuidado e interesante aspecto visual del que ha dotado a la película, algo que domina a la perfección y que ya ha demostrado con anterioridad.
Otro elemento que se desaprovecha es su trío protagonista. ¿A cuantas cintas les gustaría contar con Vincent Cassel, Léa Seydoux y Eduardo Noriega?... ¡A muchas!, pero parece ser que a los artífices de “La bella y la bestia” (2014) les ha importado lo más mínimo porque no se puede desperdiciar de forma tan flagrante a esos tres interpretes. ¡Es punible!
En resumidas cuentas, “La bella y la bestia” (2014) es un film al que incluso le cuesta trabajo funcionar como entretenimiento liviano de sábado por la tarde, que a la postre es la única liga en la que puede jugar.