James Ward Byrkit te coge de la mano, cual padre con su hijo, y te guía en "Coherence", sin soltarte en ningún momento, en un viaje a través de una humilde pero original, sólida y adictiva paranoia sci-fi. Es un poco lo que hace unos años hizo Denis Villeneuve en el thriller "Enemy" (2013), con una sencilla diferencia, el canadiense ni te dio la mano ni te guio; ahora es cuestión de ustedes verlo como virtud o defecto.
Es mejor no contar nada acerca de la sinopsis de "Coherence", os resultará absolutamente gratificante ir encontrándoos las sorpresas poco a poco. Aunque si que os diré que el punto de partida es una cena para la que se reúnen un grupo de amigos, y una vez que cerramos un primer acto en el que parece que no va a suceder nada, James Ward Byrkit empieza a desatar una locura en la que no necesita ni colorantes ni conservantes, todo va al natural. Y es que en verdad "Coherence" no necesita ni un reparto de estrellas, ni un alarde visual sin precedentes, le basta con un guion sin fisuras que te mantiene pegado a la pantalla.
Luego "Coherence" es de esos trabajos que, tras su visionado, invitan a mantener un sano debate con quienes lo han visto contigo, algo que por desgracia cada vez se pierde más, por culpa de lo acostumbrados que estamos al cine de rápido y fácil consumo. Por no hablar de las dobles lecturas que puede tener la película en general y el desenlace en particular, ahí hay otro universo de debate.
En definitiva, "Coherence" es absolutamente recomendable, y de esas películas en las que lo más doloroso es comprobar lo injustamente desapercibidas que han pasado.