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Voto de Isaac Paskual:
7
Fantástico. Acción. Terror Una nueva raza de vampiros, los Reapers, surge para atacar tanto a los humanos como a los de su propia raza, causando el terror. El Consejo de la Sombra, un grupo de vampiros que teme por su supervivencia y que tiene su sede en Praga, contacta con Blade para que acabe con ellos. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2019
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Cuatro años después de la ya de culto “Blade” (Stephen Norrington, 1998) llegó su lógica, aunque algo tardía, secuela. Y digo tardía porque estamos acostumbrados a comernos continuación a los dos o tres años, por lo que cuatro parece casi una locura.
“Blade II” fue la segunda vez que Hollywood confió en Guillermo del Toro, cambio más relevante en el equipo técnico respecto de su predecesora. Y el mexicano no defraudó. Esta secuela, no solo mantiene sin problemas las virtudes de la de 1998, sino que encuentra vías nuevas para reforzar el producto. Y tanto la crítica, como sobretodo la taquilla, lo supieron reconocer.
Si “Blade” era un evidente actioner de serie B sin ningún tipo de pudor, “Blade II” es lo mismo pero abrazando más si cabe el horror, también de serie B, e incluso la comedia. El cineasta mexicano, sabiamente y con conocimiento de causa, supo el denominador común de lo que tenia entre manos, la serie B. Y a ello se lanzó, para mayor gozo del devoto, elevándolo al cuadrado.
Llegados a este punto la comparación es inevitable. ¿Cuál es mejor, “Blade” o “Blade II”?… Yo no lo tengo tan claro, aunque mi devoción por Guillermo del Toro seguramente me lleve a quedarme con la secuela. Pero es de esos extraños casos en los que cada día te apetece considerar como la mejor una diferente.
En verdad hay defectos de la primera entrega que en esta continuación se han subsanado. Guillermo del Toro es mejor realizador que Stephen Norrington, y queda palpable. Aquí la dinámica en la acción es muy superior. Uno de los principales defectos que le encontré a aquella. “Blade II” también es capaz de crear un imaginario fantástico particular, algo que la cinta de 1998 no logró, igual quizás por no querer pecar de ambiciosos. Pero Guillermo del Toro es el idóneo para crear universos de fantasía, y se nota.
“Blade II” también tiene cosas negativas, no lo negaré. Es un más de lo mismo de manual, cosa que donde más me ha molestado es en la parte argumental. David S. Goyer agarra la plantilla de la primera entrega y la copia descaradamente. Esa repetición en el esquema perjudica al film, siendo la única cosa que desnivela la balanza en favor de la de Norrington a la hora de ver quien se lleva la medalla de oro.
En “Blade II” también reside una pizca de la semilla de “Hellboy” (Guillermo del Toro, 2004). Esos ninjas vampíricos que atacan a Blade al principio en su guarida son la inconfundible semilla del Karl Ruprecht Kroenen de aquella cinta. En la filmografía de Guillermo del Toro casi siempre la semilla de una cinta suele residir en su obra anterior, cosa que aquí se refuerza con la presencia de Mike Mignola, creador del demonio rojo, como concept artist. La camiseta que luce el personaje de Norman Reedus en momentos de “Blade II” es otro descarado guiño al que sería el siguiente trabajo del cineasta mexicano.
Isaac Paskual
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