"El tercer asesinato" nos muestra a un Hirokazu Koreeda más oscuro, pesimista, denso e intrincado de lo habitual. Lo que no menos soberbio, por descontado. Pero tengo clarísimo, fruto de esos apelativos, que con el paso del tiempo esta será una de mis menos favoritas del cineasta japonés.
Las relaciones paternofiliales y la familia en general también sobrevuelan por "El tercer asesinato", un clásico recurrente de Koreeda que no podía faltar aunque el tema central de este drama judicial sea otro bien diferente.
Una cinta con la que, y lo voy a soltar ya, cuesta horrores conectar en el durante. Si a la consabida frialdad del realizador nipón le sumamos el asepticismo del género en que se enclava el film, pues como que se juntan el hambre y las ganas de comer. Por ello cuando verdaderamente cala la película en el espectador es en frío, a posteriori, siendo probable que un segundo y hasta un tercer visionado le siente de maravillas al conjunto. Quizás demasiado pedir.
En resumidas cuentas, "El tercer asesinato" es una película a cara de perro.