De un tiempo a esta parte, el cine español está sufriendo un cambio radical. Hasta hace relativamente poco había géneros y subgéneros que nos estaban totalmente prohibidos, pero el ser humano (por fortuna) evoluciona y nuestras mentes se han ido abriendo a dichos géneros. Nuestro modelo es el americano, por si no os habéis dado cuenta. "Pancho, el perro millonario" forma parte, aunque no lo parezca a priori, de dicha evolución. El género de acción real con animales como protagonistas tuvo su apogeo a finales de los noventa, y ahora nosotros hacemos nuestra primera incursión en él, a no ser que se me olvide alguna anterior.
"Pancho, el perro millonario" es lo que es, no engañara a nadie. El que entre en su juego, bien, y el que se quede fuera, pues a otra cosa. Yo esto lo tenía claro desde el principio, lo que hizo más sencillo dejarme llevar por el film. La trama es fácil e incluso ligeramente absurda por momentos, una trama que funciona muy bien en lo protagonizado por Pancho, y que resulta todo lo contrario en los momentos protagonizados por los humanos. De hecho, ¿no os dan un poco de vergüenza ajena las escenas de, pongamos un ejemplo, Patricia Conde?... Incluso llegaré más lejos, hay pasajes totalmente innecesarios, el de la tienda de ropa, sin ir más lejos. Todo lo contrario que César Sarachu, muy de lejos, el unico interprete al que se le ve pasándoselo en grande. Lo transmite.
En "Pancho, el perro millonario" también he visto un ligero amor al cine por parte de Tom Fernandez y compañía. Esas continuas referencias al cine clásico, dejan entrever que la cinta se hace con cariño y respeto.
En fin, sencillo entretenimiento y para toda la familia, eso es "Pancho, el perro millonario". Quien, por cierto, murió hace poco. ¡Pancho!, quiero decir. D.E.P. Film de esos que irritará a paladares exquisitos, para los que no está hecho, obviamente.