Es de resaltar la gran dirección artística que hacer Beatty, patente en la fuerza que tienen todos los actores, pero para mi lo que hace especial a esta película es la historia, a pesar que a veces la historia de amor entre los protagonistas intenta robarle protagonismo a la historia de pasión que ambos protagonistas sienten por la revolución del pueblo ante la I Guerra Mundial, que es precisamente lo que los une en lo personal ya en la última fase de la película en Petrogrado. El final es indescriptible, simplemente hay que sentirlo. Yo lo hice con un nudo en la garganta.

En los tiempos que corren con los indignados en la calle y el capital en el poder más dictatorial, con la cara bien lavada por la democracia, me hacen preguntarme... ¿No es esta película un símil de la situación actual casi 100 años después?

Desde luego el capitalismo se reformula y reinventa a si mismo de forma continua, sin embargo el movimiento socialista ha muerto. La clase media reina delegando su soberanía en los que poseen el capital, sin embargo ahora el capital controla la política, los medios de comunicación e incluso nuestros pensamientos y necesidades.

¿Sería actualmente posible la existencia de un John Reed?

No respondan... pongan los últimos 30 minutos de la película y sueñen con un mundo en el que el pueblo es soberano de sus designios.