El género policial negro que fue uno de los principales en el Hollywood de mediados de siglo XX, hoy es uno de los géneros que peor han envejecido, prácticamente no teniendo lugar en el cine actual. Ya casi no vemos películas nuevas que sean de este estilo y las poquísimas que se hacen de policial negro solo tienen la denominación, ya que la calidad dista muchísimo de aquellas.
Guillermo Del Toro que ya había hecho un homenaje al cine de género con “La forma del agua”, nos trae un policial negro bastante digno, ambientado en un circo de los Estados Unidos de fines de los 30 y principios de los 40, cuando el mundo estaba en pleno desarrollo de la segunda guerra mundial.
Imágenes de una gran casa ardiendo, en medio de la América rural, acompañan la llegada de un joven Stanton (Cooper) al circo que, sin saberlo, será su nuevo hogar. Con una buena dosis de drama y misterio Stanton ira relacionándose con los otros miembros del circo, en donde cada personaje secundario aporta valor a la trama mientras se desarrolla el ascenso y la caída a la que está destinado Stanton, al unísono que se nos van revelando detalles de su pasado que él se esfuerza por esconder porque revelan su verdadera naturaleza.
A destacar la interpretación de Bradley Cooper que, una vez más, se vuelve a lucir en un rol protagónico. En esta ocasión, el suyo es un personaje muy oscuro y bastante alejado de los papeles que él suele interpretar. Stanton es un profesional del engaño y el embauque que cree que nunca tendrá su merecido y se ganara la vida estafando a quien se cruce por su camino. Es para destacar también la presencia de Cate Blanchett que parece salida de una película de cine negro de los años 40 y puesta aquí, su presencia es perfecta para la Dra. Ritter, una psicóloga que esconde detrás de su fineza a una astuta y malvada femme fatale.