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Argentina Argentina · Benito Juarez
Voto de fermillo:
6
Comedia. Terror. Fantástico. Thriller Varios amigos son absorbidos por una pantalla de cine para encontrarse en medio de un slasher ochentero en el que se convertirán en las víctimas del psycho-killer de la película. (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las últimas supervivientes es una deconstrucción del slasher en clave de parodia, y con un toque de crítica con carácter retroactivo. En ella, Max (Taissa Farmiga) acude con sus amigos a un pase conmemorativo de Campamento Sangriento (Camp Bloodbath, parodia de Viernes 13 y todas las películas de campamentos que le sucedieron), en la que actúa su madre, Amanda Cartwright (Malin Akerman dando vida a una actriz de slashers y terror de serie B, como la madre de Sidney Prescott en Scream), fallecida en un accidente de coche junto a ella el año anterior. Tras un contratiempo en la sala de cine, la pandilla de Max se queda atrapada dentro de la película. En esta dimensión al otro lado de la pantalla, un lugar familiar pero desconcertante, Max tiene la oportunidad de reunirse de nuevo con su madre (aunque técnicamente no lo sea en ningún momento), pero el grupo debe escapar de la película aprendiendo a descifrar y vencer sus normas y acabando con Billy (un Jason Voorhees subdesarrollado), el asesino enmascarado que pretende masacrar el campamento.
La película va directa al grano y no contiene un minuto de aburrimiento, ya que apela en todo momento al espectador que conoce de sobra las reglas de este tipo de cine. En ella, la mentalidad resabiada del espectador actual entra en contacto con la perspectiva ingenua de los 80 para poner al descubierto sus mecanismos (choque representado en el walkman vs. iPhone). Y para hacer esto, Strauss-Schulson se vuelve muy creativo, dando forma concreta a los recursos narrativos del slasher (los flashbacks, los rótulos sobreimpresionados, la narración en off, el slow-motion, los créditos finales apareciendo al horizonte) y moviendo la cámara con mucho ingenio para dejarnos secuencias muy potentes visualmente.
Los actores hacen un buen trabajo y la película divierte en todo momento (recordar que su intención nunca es hacer pasar miedo), con apenas 90 minutos de metraje bien empleado.
A pesar de jugar con ideas prestadas, Las últimas supervivientes merece la pena.
fermillo
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