¿Cabe dentro de una misma película 'Golpe en la pequeña China' -Chinatown o Samurai Town, ¿tanta es la diferencia?- en un turmix carpenteriano con '2013: Rescate en L.A.? Rotundamente sí. Pero teniendo en cuenta que ni Kurt Russell se siente ya disponible para el actioner trash y despiporrante, e ídem podríamosle achacar a un Carpenter semiretirado del cine, no es difícil deducir que el único outlawyer capaz de saltar a esa piscina -de hecho a cualquier tipo de piscina- sin despeinarse -sus implantes son tan persistentes como su capacidad para seguir sobreviviendo profesionalmente- es él:
¡Nic Cage!
Y en casos puntuales -que no el único- como éste lo hace con un aprobado alto en cotas de locura, sanguinolencia y un grato espíritu non sense cinematográfico que le sitúa -más si cabe que de costumbre- en la categoría de estrella del rock&roll. La concomitancia de una leyenda viva del género fantástico y de terror como Bill Moseley ('House of 1000 corpses', 'Texas Chainsaw Massacre 2') y la prematuramente icónica musa (y bailarina) Sofia Boutella ('Kingsman: Secret Service', 'Climax') no desacreditan la realidad de que, además de compartir créditos con algunos de sus productores, esos últimos aciertos episódicos en la carrera -llámense 'Mandy', presumo que 'Pig' pese a que aún no la he visto o 'Color out of Space'- no son fruto de la casualidad o carambolas en la agenda de Cage.
Un secuestro. Un rescate. Una chupa de cuero que explotará si el ex presidiario no cumple con el encargo de traer de vuelta a la chica. Y nuevamente, una frase lapidaria:
"¡Yo soy radioactivo!"
El jodido amo es lo que eres, Mr Cage. Y no lo es menos el inclasificable Sion Sono ('The Virgin Psychics', Antiporno') dirigiendo en la que, presumiblemente, no es su obra más extravagante.