Tocaba dar un paso al frente, y tras un par de traslaciones de su rompecabezas fílmico a maniquíes Hollywoodienses -lo de hablar y moverse como robots todavía era idóneo para Colin Farrell, o Nicole Kidman dado su actual estatus de gestualización-, Lanthimos le mete un petardo de vida diccional a sus habituales criaturas inadaptadas -eso no es negociable- bajo una pauta fija que prevalece: la comunión de lo anormal, la inestabilidad mental y la manipulación mutados en objetos de belleza y herramientas para interactuar con el prójimo bajo el envoltorio de la revisitación palaciega a "Homer the Smithers" bailando con 'Barry Lyndon' (1975, Stanley Kubrick).
Tal vez 'La favorita' sí es el más convencional de los trabajos realizados, todavía, por el autor de Alps y Canino por cuanto detectamos en él de una fábula previctoriana sobre las diferencias de clases y la reversión de los papeles desempeñados entre reinas incapaces de serlo, reinas que lo son en la sombra y una marioneta con una ambición de depredadora: en ese orden específico, Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone.
A todo esto, Olivia Colman nunca me ha parecido tan pueril, caprichosa y abrazable como en "esta" encarnación monárquica.
Visto lo visto -entre cortos, largos y próximos proyectos ya van a por su quinta colaboración- no lo presiento, tengo constancia de que, como la que Humphrey Bogart aventuraba con Claude Reins, éste fue el comienzo de una hermosa (y muy fructífera) amistad entre Emma Stone y Yorgos Lanthimos.
Sea así, pues.