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Voto de antonio lopez herraiz:
7
Terror Judd es el responsable de un hotel situado en medio de los pantanos de Louisiana. Pero no es un hostelero al uso: posee un voraz caimán al que alimenta con una carne muy especial... (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2020
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tobe Hooper -director- y Kim Henkel -guionista- finiquitan su trilogía advenediza de corte independiente con lisergia hippie, rednecks trastornados y monstruos reptilianos de la América profunda. Tal vez los 70 fueron una década en la que las líneas divisorias entre Hooper y Wes Craven se apreciaban más difusamente.
¿Y si aglutinamos a todo el clan Sawyer ('La Matanza de Texas') en un único personaje, un 'caracuero' dotado del raciocinio que se le presupone al regente de un hotelucho en Louisiana junto a la ciénaga donde acecha un cocodrilo gigante ávido de zamparse a sus clientes, a paletos provocadores y bellísimas sureñas en bolas? ¡Pues ahí lo tienes!
Repite Marilyn Burns. Pero la dupla Henkel/Hooper, a base de la repercusión y ruido generados por su segunda película, amasó el caché suficiente para unir a su troupe a los televisivos Neville Brand -Al Capone en 'Los Intocables' y protagonista de 'Laredo', aquí demonizado y poseído por los arranques persecutorios de Leatherface-, y a una destartalada Carolyn Jones -Morticia en 'La Familia Addams-.
Los pobres Mel Ferrer y Stuart Whitman se agarran a un clavo ardiendo con tal de seguir trabajando; y en su 6° película, empezando a prodigarse como actor habitual del género grindhouse, un jovenzuelo (y putero) Robert Englund al que Quentin Tarantino rendiría homenaje, 27 años después, en una escena romántica de 'Kill Bill Vol. 1':
"Me llamo Buck, ¡y he venido a follar!"
Demencialmente sádica, brutal, violenta y divertida.
antonio lopez herraiz
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