A menos que nos la estén colando o, recurriendo a su amistad con los nuevos mandamases Gunn y Safran, le den cuartelillo a Zachary Levi para integrarse a su futuro universo, tal vez éste sea un capítulo más dentro de la fase "para lo que me queda en el convento..." del actual tinglado superheroico de Warner Bros y DC. Y esa condición jocosilla y festiva (más en su predecesora que en ésta) no debería desentonar a priori con lo que se presupone en lo que se avecina.
De un modo u otro, tal vez es gracias a esa cuenta atrás por lo que aparentemente se da más rienda suelta (si cabe) al todo vale y a la manga ancha lúdica que ya de por sí propiciaba el Capitán Marvel original de Detective Comics y que, independientemente de si casaría bien con Gunn o se desvanecerá como un chiste (con ráfagas de gracia), resume su espíritu a la perfección remitiéndonos, sin más, al trailer:
"Le he lanzado un coche a un dragón, ¡me flipa mi vida!"
No menos diversa y hetetodoxa que la de la panda de superhéroes -con capa o bajo las identidades cada vez menos adolescentes- es la tropa de enfurruñadas hijas de Atlas para las que mencionar eso de la brecha generacional es poco menos que un paroxismo (Helen Mirren, Rachel Zegler y Lucy Liu), quemadas porque su poder eterno vaya pasándose por ahí igual que un cargador de móviles. O una roca en el peor supuestos en la taquilla.