Pues resulta que no todo el monte es orégano con el cine de superhéroes. Y menos todavía en el de supervillanos -aunque 'Venom' sí ha caído en gracia, hay que reconcérselo a su taquilla internacional y americana-.
Y a tenor de lo observado aquí, da la impresión de que tampoco la sangre y el gore tienen por qué brotar (excesivamente) en una película de vampiros.
La hostia -la de la crítica, y la que duele de verdad, entre el público- ha sido morrocotuda. Pero por fortuna la vida sigue, igual que para ti tras un visionado (en streaming, no había prisas) de 'Morbius', para Jared Leto: hablamos de un tipo al que le resbala todo lo suficiente como para no haber tardado ni dos meses en mofarse de sí mismo y del chorreo de memes a costa del batacazo -¡It's morbin time!-, y supo del coronavirus tras pasarse una temporada de meditación en el desierto.
Hay que querer a Jared Leto. Hay que perdonárselo TODO.
O puede que me la pele todo un poco, tanto como a la gente que construye estos artefactos desde sus despachos sin conocer más datos del personaje que su nombre.
Casi me atrevería a decir que dejó mejor sabor de boca el Morbius al que interpretaba Stephen Norrington "de lejos" en la secuencia final eliminada de 'Blade' al que ni se vió (o precisamente por eso).
Dirige el invento Daniel Espinosa ('Life', 'El niño 44'). Y yo que me alegro por él... o no.
Nota mental:
Coño, ¡pero si acabo de tragarme dos bodrietes consecutivos con Tyrese Gibson y no me ha importado! En fin, otra noche que he desperdiciado de mi vida.