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Voto de Cinemagavia:
9
Aventuras. Romance Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Charlie Allnut (Bogart), un rudo capitán de barco con tendencia a la bebida, y Rose Sayer (Hepburn), una estirada y puritana misionera, huyen de las tropas alemanas en una ruinosa embarcación, con la que deben descender un peligroso río. Son, a primera vista, dos seres antagónicos, incompatibles, pero la convivencia y, sobre todo, las penalidades que tendrán que afrontar juntos para ... [+]
15 de septiembre de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Comienza la travesía

La guerra comienza y la pequeña comunidad de los Sayer peligra. Son ingleses en territorio colonial alemán, y unos soldados arrasan con el poblado. Poco después el reverendo Samuel Sayer enferma y muere. Y aquí entra en acción Charlie Allnut, que se ofrece a llevar a Rose a la civilización. La cuestión es que Rose, impelida por la venganza o por el patriotismo (o ambas cosas), propone algo insólito a Charlie: aprovechando que La reina de África lleva una notable cantidad de explosivos entre la carga, quiere convertir el bote en un gran torpedo para ser arrojado contra el Luisa, un barco de combate alemán que impide a los británicos llevar a cabo cualquier operación en la zona.

Ello supone descender por el río Ulanga hasta el Lago Victoria. Y aquí comienza la confrontación de caracteres, la disputa entre dos personas diametralmente opuestas. Finalmente, como casi siempre, gana Rose, cuyas dotes retóricas y carácter hacen que su opinión prevalezca. Y es aquí donde La reina de África comienza a coger marcha, velocidad y emoción. Rose y Charlie se embarcan en una especie de misión suicida con un sereno fatalismo.

*Dos tipos de viaje

La reina de África es una película viajera, una especie de «river-movie». Pero lo es en varios aspectos. El más evidente, por lógica, es el desplazamiento por el río Ulanga; una travesía llena de peligros en forma de inhóspita fauna, ya sea mosquitos o hipopótamos, de una vegetación traicionera en forma de espesísimos cañaverales, y por supuestos de soldados alemanes con funestas intenciones. Esta faceta está rodada siguiendo todos los patrones del cine clásico de aventuras, mezclando localizaciones africanas como el Congo y Uganda, con otras tomas filmadas en estudio. El sentido del ritmo el dinámico y transparente, sin trampa ni cartón. Las escenas más movidas están hechas usando técnicas propias de la época (transparencias, etc), que hay que correlacionar con la tecnología de los años 50.

El otro tipo de viaje, es un viaje interior. Es la clásica historia de polos opuestos que se atraen. El carácter de Charlie y Rose se irá transformando de tal forma, a medida que van sorteando peligros, hasta el punto de sentirse atraídos mutuamente con fuerza. Aquí está el marchamo romántico de la película. No es extraño que hasta llegar a ese punto surjan trifulcas varias, que aportan una vis cómica, a causa de las borracheras de Charlie, el puritanismo de Rose y una aparente distinta visión del mundo. Sin embargo ante situaciones del riesgo esta visión va convergiendo. Sea cual sea el resultado del viaje, ya no son los mismos.

*La medicina de John y Humphrey

Las condiciones de rodaje, en su parte africana, fueron realmente duras. Es conocida la anécdota, algo jactanciosa quizá, de que los únicos que no enfermaron durante el rodaje fueron John Huston y Humphrey Bogart… debido a que no probaron el agua, solo bebían whisky. También se sabe que John Huston estaba encantado porque el rodaje en África le permitiría dedicarse a uno de sus hobbies: la caza. Las lenguas más afiladas dicen que el director prestó tanta atención a las cacerías como a la película. Hecho que Clint Eastwood reflejaría décadas más tarde en su película Cazador blanco, corazón negro (1990).

Aunque puede que se exageren todos estos avatares ajenos a la película, lo cierto es que La reina de África es una de esas ocasiones en que la «suerte» acaba favoreciendo al resultado final artístico a pesar de todos los obstáculos. Otro ejemplo de ello también tiene como protagonista a Humphrey Bogart; en «Casablanca» se iba reescribiendo el guion cada día, pero el resultado fue una obra maestra.

*Las aventuras de los perdedores

John Huston ha sentido debilidad en muchas de sus películas por la figura del perdedor. Y dentro del género de aventuras esto se ha concretado en los pobres diablos buscadores de oro en El tesoro de Sierra Madre (1948), o en los extravagantes y errabundos soldados coloniales (aunque llenos de dignidad) de El hombre que pudo reinar (1975). Por supuesto estas aventuras de perdedores también alcanzan a La reina de África.

Charlie es un mecánico que por azares de la vida recala en África y pilota una viejo y algo decrépito bote; no tiene muchos horizontes, pero es simpático, vital y, todo hay que decirlo, borracho; Bogart clava ese extraño sentido de la libertad, y consiguió así su único Oscar. Rose por su parte es una misionera que ve como su mundo se desmorona espontáneamente, de un día para otro. Se encuentra perdida en lugar lejano y sin ningún patrimonio; su fuerte carácter y determinación combinan perfectamente con Katherine Hepburn. Sin embargo la alianza de estos dos personajes en situación desesperada generará algo hermoso, incluso redentor. Son héroes que, a priori, no deberían serlo pero se aúpan a ese lugar dignamente.

*Conclusión

De las películas de aventuras de John Huston, La reina de África es la más característicamente romántica. Las excelentes localizaciones y la magnífica localización nos producen una profunda sensación de evasión, de visita a un lugar y un tiempo remotos. Katherine Hepburn y Humphrey Bogart hacen dos de sus mejores actuaciones para conformar una pareja que buscando otras cosas se acaba encontrando a sí misma. Con mucho encanto.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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