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Voto de Cinemagavia:
8
Drama Rose-Lynn Harlan (Jessie Buckley), tiene 23 años, talento, carisma y un sueño: salir de Glasgow y triunfar como cantante de country. Acaba de salir de la cárcel y tiene dos hijos pequeños a los que mantener. Marion (Julie Walters), su madre, quiere que acepte su realidad y se responsabilice de sí misma de una vez por todas; pero cuando un encuentro casual acerca a Rose-Lynn a sus sueños se enfrenta a una difícil decisión: su familia o el estrellato. [+]
1 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Tres acordes y la verdad

Harlan Howard, prolífico y afamado compositor, definió la música country como tres acordes y la verdad. La guionista Nicole Taylor toma este lema, como ya hizo Billy Bragg, y lo tatúa en el brazo de su protagonista, la rebelde Rose-Lynn que sueña con Nashville. Se muestra arisca y con aires de fortaleza, recordando que Johnny Cash también fue un criminal convicto, pero en realidad está sumida en un mar de dudas y fragilidad.

La emotiva creación de Tom Harper combina la energía británica de Billy Elliot con el valor emotivo de Crazy Heart. A pesar de la distancia entre los humildes escenarios de Glasgow y las grandes salas de Nashville, Harper es capaz de encontrar una base común al country, con independencia de su lugar de procedencia. El director afirmaba en una entrevista que el country es tan importante en Escocia porque es una especie de remedio para el constipado emocional.

La música como expresión de los conflictos internos que de otro modo quedarían silenciados es el núcleo central de la historia que dirige Harper. Jessie Buckley encarna a la perfección esa idea, y con su interpretación logra salir de la pantalla para sacudir al espectador en su butaca. La actuación de Buckley es portentosa, de lo mejor que se pudo ver en la pantalla durante 2019. Es capaz de mostrarse descarada y bulliciosa al mismo tiempo que duda de sí misma y su vida. Todo ese abanico de sentimientos se manifiesta a la perfección cada vez que Rose-Lynn, con la propia voz de Buckley, se sube al escenario. Las actuaciones musicales dan aún mayor fuerza a lo que de por sí era una sublime interpretación.

*La búsqueda de identidad

Durante parte del metraje la historia personal de Rose-Lynn parece encaminada a ser otra historia de superación. Una mujer en dificultades económicas que no quiere renunciar a su gran sueño, y hará lo imposible por ello.

Poco a poco la narración, siempre a través de las imágenes y las acciones de los personajes, nos va descubriendo que el objetivo no es mostrar esa superación. Es una historia de búsqueda de identidad, de conocimiento propio y del entorno que rodea a nuestra protagonista.

Rose-Lynn asegura que ha nacido en el lugar equivocado, que su talento podría ser explotado en todo su potencial en la cuna del country. Pero en realidad el problema de Rose-Lynn está dentro de ella misma, de su incapacidad para aceptarse, a ella misma y a su entorno. Esa es la verdadera búsqueda que irá afrontando la indomable cantante.

*El momento mágico

Todo el viaje al que asistimos durante Wild Rose tiene un momento culminante, con una actuación en Glasgow. Es uno de esos momentos cinematográficos que destilan magia, y que impregnan al público con la maravillosa capacidad del séptimo arte. La conjunción de sentimientos que expresan Rose-Lynn y sus allegados, junto a las excelentes imágenes, culminado con la actuación vocal de Buckley, completan fácilmente una de las escenas más emocionantes que se han podido ver en los últimos meses en una pantalla.

Wild Rose es una película recomendable a muchos niveles, desde ese giro del cine social británico a la gran composición musical, así como en su capacidad de emocionar sin resultar grosera. Pero ante todo es obligatorio asistir a la actuación de Jessie Buckley, una actriz que parece dispuesta a comerse la pantalla en su incipiente carrera.

Escrito por Juan Avilés Torres
Cinemagavia
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