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Voto de Cinemagavia:
7
Thriller Remake de la película española "La isla mínima" pero ambientada en el otoño de 1992, dos años después de la reunificación alemana. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Las dos Alemanias

Al igual que se hiciese con la versión española, el suspense y el crimen son los principales ejes de la obra. Asimismo, cómo se van hilando las piezas del rompecabezas y el mapa de acciones hacen del film una propuesta interesante. Pese a ello, hay una falta de mayor gancho, un mayor atractivo narrativo y se puede sentir cierta falta de riesgo. Igualmente, durante el final no hay ese aspecto abierto que hubiera triunfado en el guion.

Por otra parte, la forma de llevarlo a la historia alemana se realiza de una forma orgánica y en ningún momento se siente que se haya forzado. Gracias a esas modificaciones, crean un contexto distinto, que genera interés. Aún así, se echa en falta que se hubiera profundizado más en esa brecha histórica que surgió tras la caída del muro de Berlín. Incluso, si hubiera habido ciertas pinceladas más profundas, se hubiera terminado por dar un retrato que respete el producto original, pero sabiendo desmarcarse para convertirse en una pieza distinta. Por lo cual, ese punto se hace ciertamente algo más circunstancial. No obstante, al basarse en un largometraje que ya contenía ese nervio, sabe mantenerlo, pero marcará más a la audiencia que no tenga conocimiento del título original y entre por primera vez en este universo.

*Falta de fuerza

Al igual que ocurriese en “La isla mínima”, Free Country se apoya en el dúo protagonista para buscar la potencia interpretativa. A pesar de ello, Trystan Pütter no tiene esa crudeza y dureza ante la cámara. Por lo tanto, se pierde en ciertos momentos en los que se necesita tener más sangre ante su interpretación. Es más, esa falta de fuerza es lo que hace que no acaben de convencer en un papel que, sin duda, es un caramelo ante la pantalla. Con todo, sabe resolverlo y da un resultado que cumple, pero no emociona. Por otra parte, Felix Kramer sí que realiza una labor llena de tesón y de un ímpetu escénico arrollador. Además, junto a ello, sabe manejarse tanto de forma expresiva como por la dicción la escucha con los otros personajes, para no perder en el equilibrio energético del plantel actoral.

También, gracias a su desempeño en escena, levanta varias secuencias, en las que consigue conectar con su compañero y ambos realizan un trabajo con cierta química, aunque no forman una unión totalmente en sinergia. Después, Nora von Waldstätten tiene una atmósfera basada en la extrañeza, que sabe aprovechar para enseñar esas heridas emocionales y poder transmitirlas al espectador. Aún así, ese desgarro no llega a la sensibilidad que provee su personaje y se queda en un estado inferior, aunque efectivo. Luego, Ludwig Simon realiza un trabajo a la altura de la importancia de su papel, inclusive, permitiendo que el espectador pueda quedarse con su forma de actuar. En cambio, quienes han perdido fuelle son Uwe Dag Berlin y Ben Hertmann, que apenas salen en escena y tampoco actúan de una forma que justifique su peso en escena. Son demasiado efímeros.

*El peligro

Uno de los factores que hacen de Free Country interesante es el uso de los símbolos manejados en la Alemania de la caída del muro de Berlín. Al igual que sucediese en “La isla mínima”, se justifica esa visión de las dos Alemanias y también lo consigue de una forma visual. Junto con ello, hay un cuidado de la fotografía exquisito, lleno de planos generales que sitúan al espectador ante ese desolado pueblo alemán. Pero, hay ciertos momentos que la construcción visual no se desmarca lo suficiente del producto original, por lo que no innova y plantea una película que impactará en el público que no conozca la original, pero que se desinfla con aquellos que sí han disfrutado de la versión española. En este sentido, hubiera sido un mayor acierto buscar un manejo de la imagen más propio y no tan heredado.

Lo mismo ocurre con la gama de colores, en este film se sigue manteniendo esa apariencia ocre, apagada, que recuerda más a los pueblos del sur de España que de la Alemania libre. Pese a ello, no se puede decir que haya un error en la manera de ejecutarlo. Por lo cual, se puede aplaudir la gran disposición del equipo técnico, por recrear aquellos años y con un gusto inmejorable en la dirección artística. Luego, la banda sonora mantiene ese suspense, que en ciertos momentos se ve bien acompañado por un hilo musical sutil y certero. Pese a ello, el montaje encierra una película con un entramado lleno de misterio, pero que termina totalmente cerrado, lo que hace que haya cierta contradicción y se sienta cómo una solución demasiado abrupta. En resumen, se podría esperar más riesgo y más vertiginosidad en la producción alemana.

*Conclusión

Free Country es una remake que respeta perfectamente “La isla mínima”, sabiendo adaptarlo al imaginario de la cultura alemana y mostrar las fracturas surgidas en cada una de las Alemanias que había previamente a la caída del muro de Berlín. Sin embargo, no se ha innovado más y no profundiza lo suficiente. Por otro lado, a nivel interpretativo, Trystan Pütter se queda a medio gas, aunque se ve reconfortado con un partenaire, Felix Kramer, que sabe salvar la energía y cumple con creces su trabajo interpretativo.

Luego, donde se echa en falta mayor innovación y es, tal vez, lo que hace que no sea un resultado redondo, es la disposición técnica. Se ha basado demasiado en la estética española y no ha sabido hacer suya esta forma de contar la historia. Por lo cual, para aquellos que no vieron el film original será una muestra visual imponente, mientras que para los que sí, será un déjà vu demasiado marcado. Un regreso ante un crimen lleno de suspense, que encuentra la resolución al enigma, pero no a la forma de enfrentarlo.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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