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Voto de melliug:
10
1999
David Chase (Creador), Timothy Van Patten ...
8,5
59.173
Serie de TV. Thriller. Drama. Comedia
Serie de TV (1999-2007). 6 temporadas. 86 episodios. Crónica de la vida cotidiana y de las aventuras personales y profesionales de una familia mafiosa que vive en Nueva Jersey. Son gentes sencillas, pero implacables en sus ritos y tradiciones. La trama se basa en las confidencias del "capo" Tony Soprano (James Gandolfini) a su psicoanalista, la doctora Melfi (Lorraine Bracco). (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2015
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias por 6 temporadas y 86 capítulos de auténtico gozo. Los Soprano se han convertido en el ejemplo paradigmático de la revolución del “cine de la pequeña pantalla”. Como decía Carlos Boyero: “las series de televisión se han convertido en las guardianas de las esencias de la sala oscura”, y es que “solo un necio o un ignorante se atrevería a negarle (a los Soprano) su esencia de gran cine”.
David Chase nos cuenta con acierto magistral la vida de una familia italoamericana de Nueva Jersey llamada "Los Soprano", cuyo patriarca, un carismático e impulsivo Tony Soprano, hijo de una madre absolutamente disfuncional (Livia Soprano), es el “Capo” de la “Familia” de Nueva Jersey. James Gandolfini (QEPD) no se limita únicamente a interpretar el torbellino emocional que representa Tony Soprano, se convierte literalmente en él. Un “macho alfa” capaz de ser a ratos la persona más bondadosa y cariñosa jamás vista, para convertirse acto seguido en un matón despiadado y visceral incapaz de controlar las emociones derivadas del fracaso, la frustración o la ira.
En realidad, Chase se limita a recrear lo que él mismo pudo observar que sucedía por las calles y locales de Nueva Jersey, tal y como ha declarado en varias entrevistas. La realidad de una comunidad de personas que vivían en la contradicción del respeto a las costumbres y tradiciones, con la metodología profesional del crimen organizado. El respeto a la familia y a la religión, con la práctica de los vicios más bajos y ruines.
Las luchas internas de poder, los disparos, los múltiples asesinatos (en ocasiones planificados, en otras como resultado de la impulsividad y visceralidad de los protagonistas), los improperios continuos, las comilonas y las múltiples escenas de sexo con prostitutas, se mezclan con un sinfín de guiños y reflexiones sobre temas controvertidos como la religión, la familia, las tradiciones y costumbres, los prejuicios hacia el colectivo italoamericano, la homosexualidad, el machismo e incluso temas más metafísicos como el debate de la existencia o el sentido de la vida.
Los Soprano nos regala innumerables escenas gloriosas cuya característica común principal, en mi opinión, es la naturalidad y la espontaneidad de las mismas. Chase consigue esta fluidez en la historia gracias a un soberbio guion, una banda sonora totalmente premeditada que roza la excelencia y un elenco de personajes cuyas interpretaciones son sublimes. Me gustaría destacar a Carmela Soprano, el paradigma de esa contradicción vital. Una católica practicante, interpretada por una brillante Edie Falco, que simula no saber a lo que se dedica su marido cuando en realidad lo sabe perfectamente. Y a la doctora Jennifer Melfi, interpretada con gran acierto por Lorraine Bracco. Una respetada psiquiatra cuya profesionalidad será puesta a prueba continuamente con la llegada de Tony Soprano como paciente suyo, y de cuya sala de consultas saldrán los mejores diálogos de toda la serie.
Tampoco puedo olvidarme de los secundarios como el entrañable Junior, la manipuladora Livia, el imprevisible Christopher, la insoportable Janice, el afable Bobby, los fieles escuderos Silvio y Paulie, los peligrosos Ralph, Richie o el primo Tony, la Familia mafiosa de NY al completo y muchos más. Todos cumplen con creces con su papel.
David Chase nos cuenta con acierto magistral la vida de una familia italoamericana de Nueva Jersey llamada "Los Soprano", cuyo patriarca, un carismático e impulsivo Tony Soprano, hijo de una madre absolutamente disfuncional (Livia Soprano), es el “Capo” de la “Familia” de Nueva Jersey. James Gandolfini (QEPD) no se limita únicamente a interpretar el torbellino emocional que representa Tony Soprano, se convierte literalmente en él. Un “macho alfa” capaz de ser a ratos la persona más bondadosa y cariñosa jamás vista, para convertirse acto seguido en un matón despiadado y visceral incapaz de controlar las emociones derivadas del fracaso, la frustración o la ira.
En realidad, Chase se limita a recrear lo que él mismo pudo observar que sucedía por las calles y locales de Nueva Jersey, tal y como ha declarado en varias entrevistas. La realidad de una comunidad de personas que vivían en la contradicción del respeto a las costumbres y tradiciones, con la metodología profesional del crimen organizado. El respeto a la familia y a la religión, con la práctica de los vicios más bajos y ruines.
Las luchas internas de poder, los disparos, los múltiples asesinatos (en ocasiones planificados, en otras como resultado de la impulsividad y visceralidad de los protagonistas), los improperios continuos, las comilonas y las múltiples escenas de sexo con prostitutas, se mezclan con un sinfín de guiños y reflexiones sobre temas controvertidos como la religión, la familia, las tradiciones y costumbres, los prejuicios hacia el colectivo italoamericano, la homosexualidad, el machismo e incluso temas más metafísicos como el debate de la existencia o el sentido de la vida.
Los Soprano nos regala innumerables escenas gloriosas cuya característica común principal, en mi opinión, es la naturalidad y la espontaneidad de las mismas. Chase consigue esta fluidez en la historia gracias a un soberbio guion, una banda sonora totalmente premeditada que roza la excelencia y un elenco de personajes cuyas interpretaciones son sublimes. Me gustaría destacar a Carmela Soprano, el paradigma de esa contradicción vital. Una católica practicante, interpretada por una brillante Edie Falco, que simula no saber a lo que se dedica su marido cuando en realidad lo sabe perfectamente. Y a la doctora Jennifer Melfi, interpretada con gran acierto por Lorraine Bracco. Una respetada psiquiatra cuya profesionalidad será puesta a prueba continuamente con la llegada de Tony Soprano como paciente suyo, y de cuya sala de consultas saldrán los mejores diálogos de toda la serie.
Tampoco puedo olvidarme de los secundarios como el entrañable Junior, la manipuladora Livia, el imprevisible Christopher, la insoportable Janice, el afable Bobby, los fieles escuderos Silvio y Paulie, los peligrosos Ralph, Richie o el primo Tony, la Familia mafiosa de NY al completo y muchos más. Todos cumplen con creces con su papel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final de la serie ha sido uno de los puntos que más polémicas ha levantado. Pero ante el reto tremendamente complicado de ponerle un cierre digno a una serie tan enorme como los Soprano, Chase lo supera y con nota mediante ese pantallazo negro, acompañado de un silencio sepulcral, que generan una sensación de profundo vacío que, en mi opinión, no puede significar nada más que la muerte de Tony Soprano.
La serie empieza con un plano de Tony en la sala de espera de la consulta de la Dra Melfi simulando su “nacimiento”. Acompañamos a este entrañable personaje durante más de 4000 minutos en los que sus ojos se convierten en nuestros ojos. Y cuando estos se cierran, la pantalla se oscurece de golpe y el sonido desaparece súbitamente; dando sentido a las palabras de Bobby en la conversación que mantiene con Tony en el capítulo 13 de la sexta temporada: “You probably don't even hear it when it happens, right?”. Tony nos deja de una forma original y sin añadir explicaciones innecesarias típicas de las megaproducciones hollywoodienses. Nunca he comprendido ni compartido esa necesidad de digerir el producto hasta que nada quede libre para la imaginación del espectador.
Este final representa un broche de oro a una serie de TV que nos ha emocionado y a la vez atemorizado de todo lo que es capaz el ser humano. Una obra que queda encumbrada para siempre en el podio de honor de su género.
Gracias David Chase, gracias HBO. Ha sido un lujo y un privilegio poder acompañaros a lo largo de este viaje.
La serie empieza con un plano de Tony en la sala de espera de la consulta de la Dra Melfi simulando su “nacimiento”. Acompañamos a este entrañable personaje durante más de 4000 minutos en los que sus ojos se convierten en nuestros ojos. Y cuando estos se cierran, la pantalla se oscurece de golpe y el sonido desaparece súbitamente; dando sentido a las palabras de Bobby en la conversación que mantiene con Tony en el capítulo 13 de la sexta temporada: “You probably don't even hear it when it happens, right?”. Tony nos deja de una forma original y sin añadir explicaciones innecesarias típicas de las megaproducciones hollywoodienses. Nunca he comprendido ni compartido esa necesidad de digerir el producto hasta que nada quede libre para la imaginación del espectador.
Este final representa un broche de oro a una serie de TV que nos ha emocionado y a la vez atemorizado de todo lo que es capaz el ser humano. Una obra que queda encumbrada para siempre en el podio de honor de su género.
Gracias David Chase, gracias HBO. Ha sido un lujo y un privilegio poder acompañaros a lo largo de este viaje.