Otra película sin alma. Sin trascendencia. Otras dos horas que desaparecerán de la memoria de los espectadores al poco tiempo de haberlas consumido. Otro fast film en definitiva.

Una adaptación libre, muy libre, del poema épico “Beowulf”, donde se antepone la espectacularidad a la profundidad requerida, no sólo en el plano psicológico –que lo intenta sin éxito- sino en lo cultural e histórico, donde la narración camina entre la trivialidad y los errores garrafales.

Sin embargo, sospechosamente, a lo que no hace ascos es a reivindicar por enésima vez el neopaganismo y en consecuencia a arremeter contra el cristianismo. Por cierto no es cierto que el cristianismo sólo tenga mártires y ningún héroe. Bartolomé de las Casas, Teresa de Calcuta o Maximiliano Kolbe son ejemplo de ello. Claro que si a lo que se refiere es a asociar héroe sólo con la actividad belicosa, también podemos citar entre otros a Juana de Arco o El Cid.

Si con “Polar Express” nos traía Zemeckis una película de Navidad sin Navidad, totalmente laica. Aquí ya se quita la careta y nos habla directamente de la necesidad de que la fuerza debe imponerse a la razón. El rey debe ser el más fuerte, un nuevo alegato a favor del darwinismo social.

En cuanto a la realización técnica, de la que tanto se suele alabar en este tipo de películas, debo decir que siendo buena, sigue estando muy lejos de una verdadera perfección. En cualquier cuadro de Velázquez, los ojos de los retratados tienen más vida y presencia que cualquier plano de la película de Zemeckis. Y de eso hace 400 años.

Entiendo por otra parte que es normal que para una parte ya sustancial de la población que acude a los cines habitualmente y que ha crecido con los vídeojuegos, “Beowulf”, pueda resultar cercana, pero para los que tenemos algo más de bagaje cinematográfico, no podemos más que preocuparnos por el futuro del cine para el presente siglo, que no es precisamente halagüeño.

El Zemeckis de “Náufrago” parece haber desaparecido ya para siempre. Ahora le seguirá dando al ratón y a buscar programa en el PC, personalmente prefería cuando se sentaba a escribir con un lápiz y un papel historias como “Regreso al futuro”.