Poco que rescatar de este culebrón cinematográfico convertido en un best-seller por obra y gracias de hordas de mujeres (y algunos hombres) sentimentaloides poco cinéfilas.
Laura Esquivel, una escritora para niños, escribió su primera novela al estilo Isabel Allende, es decir, historia para mujeres sin mucho cerebro.
Bodas, celos, cuernos, amores frustrados, nacimientos, gastronomía y ranchos con caballos de una familia rica de terratenientes mexicana donde la madre manda y las hijas se convierten en generalas de la revolución. Los hombres no solamente están poco desarrollados, sino que parecen más tontos de lo que suelen ser. El fáctor mágico, que no realismo mágico, hace que no sea ni Buñuel ni García Márquez sino los mundos de yuppie.
La utilización constante de los filtros rojizos en la cámara no hace más que demostrar la pretenciosidad de los jóvenes fotógrafos de la película.
Pero claro, esta película tenía el marchamo de éxito desde el principio sabiendo que otra película tan limitada y del mismo estilo como "Tomates verdes fritos" había triunfado un año antes. Lo mejor de la película la música del compositor habitual en las cintas de Gutiérrez Alea y alguna que otra actuación bastante notable. En cuanto al director, Alfonso Arau, que ha dirigido dos de las peores películas que yo he visto en mi vida como "Un paseo por las nubes" y sobre todo "Cachitos picantes", parece que se la acabó la suerte y no ha vuelto a levantar cabeza, lo cuál ha resultado justo ante su nulo talento.
¿Que pensarán las mujeres de dentro de veinte años cuando vean "Como agua para chocolote"?
En fin película no acta para mentes lúcidas, si quieren ver un culebrón mejor "Pasión de gavilanes", por lo menos las chicas son más monas.