Igual que no se debería de pasar de curso con más de tres asignaturas colgando, tampoco se debería de dar tantas oportunidades al cine de terror norteamericano de los últimos años. Al menos yo, un devorador y entusiasta del género que lleva demasiados años ya cabreado con lo que se nos ofrece.

Estamos ante un subproducto de un ínfimo director como Rob Zombie –vaya nombre tiene el payaso- que no ofrece más que lo esperado, y es algo de gore mezclado con cine psicosocial criminalista. Debería el señor Zombie de leer un poquito más y saber diferenciar al criminal ambiental del genético, es decir, el que se hace y el que nace. Michael Myers aquí es las dos cosas, y si hubiera una tercera sería el Espíritu Santo.

Me imagino que John Carpenter habrá pillado algo de beneficio por el remake, un director que pasando de 15 talegos no conoce ni a su madre. Sigue vendiendo y destrozando toda tu filmografía, seguro que Jack Daniel´s lo agradecerá.

Lo mejor sin duda toda la parte de la precuela, después la película está muerta. Y por supuesto la madre, Sheri Moon, esa chica Playboy que el director se ligó y que al menos nos permite admirarla en sus deficientes trabajos. Gracias Zombie, pero cámbiate las pintas que pareces un pobre friki.