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Voto de el pastor de la polvorosa:
9
Intriga Basada en la famosa novela "The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde" de Robert Louis Stevenson. (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sabido que El testamento del doctor Cordelier adapta la novela corta de Stevenson "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde". A estas alturas la obra ha adquirido tal fama que es materialmente inconcebible que pueda haber un solo lector que ignore, al enfrentarse al relato, que Jekyll y Hyde son en realidad la misma persona: esto arruina el suspense y la sorpresa que eran quizá posibles para un hipotético lector originario, pero permite que el lector actual, incluso en un primer acercamiento a la obra, sea consciente de su refinada estructura narrativa -que esta película (realizada para la televisión) sigue con mayor fidelidad que las restantes adaptaciones cinematográficas que ha conocido.

Por ello sería equivocado (y desde luego decepcionante) ver esta película como obra de suspense: la única incógnita que le resta al espectador es la de saber cómo los personajes, y en concreto Maître Joly (un nombre irónico, ya que el personaje, auténtica contrafigura de Cordelier, nada tiene de “bonito”), llegarán a darse cuenta de que Monsieur Opale y el doctor Cordelier son en realidad la misma persona. Tampoco el encuadre en el género fantástico parece pertinente, y desde luego Renoir (a diferencia de Jerry Lewis en su propia adaptación, tan estilizada y colorista) no muestra ningún interés por las escenas de transformación. El relato de Stevenson le sirve en realidad al director francés como excusa para plantear una sátira social, una reflexión ética.

Como La regla del juego, El testamento del doctor Cordelier comienza mostrando los entresijos técnicos de una retransmisión -en este caso televisiva-, y en concreto la llegada al estudio del propio Renoir, que es quien inicia la narración de la historia como si se tratara de un suceso reciente, ocurrido en una pequeña ciudad de la banlieue de París. El relato de Renoir sigue en off mientras la cámara nos adentra en esa población y nos presenta a las dos figuras principales, Cordelier y Joly, en el momento en que el primero entrega al segundo, notario y amigo suyo, un extraño testamento. Como en las películas de Bresson, o en Una historia simple de Marcel Hanoun, la imagen funciona en estos primeros minutos como una especie de desdoblamiento del relato hablado, reiterando los detalles que este acaba de expresar.

Renoir, como cineasta clásico, profesó siempre la claridad; pero sin caer en la evidencia inerte ni renunciar a la expresión de la duda o el misterio. En esta película, que parece concebida como su propio testamento artístico (aunque después rodara otras dos), sintió la necesidad de no dejar ningún margen de ambigüedad: el relato se cierra con una pregunta, que es en realidad una respuesta, dirigida a los espectadores: “¿no es acaso la parte de Cordelier la más bella de todas?”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el pastor de la polvorosa
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