La mejor forma que puedo describir esta película es que cuenta una historia sobre un asesinato sin resolver en la que la investigación del caso es lo de menos, en realidad lo más interesante son las consecuencias que tiene el caso sobre la gente del pequeño pueblo en el que ocurre la tragedia.

Frances McDormand lleva el peso de la trama interpretando el papel tan suyo de mujer fuerte que se enfrenta a las adversidades, pero llevando al personaje hasta lugares muy profundos y oscuros a los que nunca pudo llegar con anteriores interpretaciones icónicas como en "Fargo", posiblemente este sea su mejor papel hasta la fecha. Woody Harrelson, Peter Dinklage y el resto del reparto bordan su papel pero sin duda el que más me ha engatusado ha sido Sam Rockwell, un gran actor dónde los haya que posiblemente haya encontrado, por fin, el papel de su vida.

Si bien es cierto que algunas decisiones que toman los personajes, o determinadas reacciones ante situaciones complicadas, pueden parecer algo forzadas en favor de intensidad dramática, el guión es una maravilla que juega con la tragicomedia de manera magistral sobre todo durante la primera hora de la película; las acciones de personajes que son motivadas por el odio suelen acarrerar consecuencias indeseadas para todas las partes implicadas. Es una historia imprevisible y subersiva en su mayor parte dónde no hay buenos y malos, no hay un bando claro dónde posicionarse, hay personas reales con sus virtudes y carencias humanizadas. Quién nos iba a decir que tres vallas de publicidad podrían dar tanto juego.