Una especie de "Apocalypto" vikingo que enseguida muta en un "Acorralado" para degenerar luego en un batiburrillo sin credibilidad ni gracia, donde todo es previsible y ya visto.

Sin ser estrictamente mediocre (es mala, nada más), constituye una desilusión frente a las espectativas creadas.

Como curiosidad, la ambientación no ayuda en nada al protagonista a la hora de desembarazarse de su papel en el Señor de los Anillos, y a ratos parece que estamos presenciando metraje no visto de batallas contra los uruk-hai.