29 de agosto de 2019
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica sitcom que empiezas adorándola por su componente novedoso, sus personajes carismáticos y/o un sentido del humor con el que conectas, y que acabas aborreciéndola cuando cruzas cierto límite (allá por la sexta temporada, capítulo arriba, capítulo abajo). Es ahí cuando el equilibrio empieza a titubear: si antes se guiaban por criterios de calidad y de audiencia (es decir, monetarios), la cosa empieza a inclinarse peligrosamente hacia lo segundo.
Importantísimo: uno debe parar más o menos cuando percibe ese viraje hacia lo exclusivamente comercial, cuando las tramas empiezan a volverse rancias, extrañamente conservadoras y/o a desvirtuarse el concepto inicial con el que había arrancado la serie. Es mejor parar ahí, quedarse con un buen sabor de boca y ahorrarse el mal trago. ¿Qué puede llegar a pasarles? Que una serie que habías llegado a adorar acabes por aborrecerla. Y lo que es peor: que llegues a hacerle ascos hasta a aquellas primeras temporadas que tanto te habían gustado al principio.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?