Las películas de Santo, el enmascarado de plata, están dentro de ese subgénero, propio de México, de luchadores enmascarados, como Mil Máscaras, Neutrón o Blue Demon, que sustituyeron a las películas de superhéroes estadounidenses o los péplums italianos en la tierra de Cantinflas.

En esta ocasión, Santo se enfrenta a unos marcianos, que mezclan las buenas intenciones de "Ultimátum a la Tierra" con la mala baba de "Mars attacks"; así, quieren obligar a la humanidad a que llegue a la paz mundial y si no, nos exterminarán a todos. Resulta gracioso como solucionan el tema idiomático, que tan buen juego dio a la reciente "The arrival" , aquí directamente los marcianos dicen, en la primera escena, que hablarán español porque es el idioma del lugar al que van, y así se acostumbran. Glorioso. Y resulta también curioso esa preocupación por la coherencia argumental (¿?) mientras visten unos calzones brillantes y las marcianas van en bikini.

La película es una sucesión de combates de Santo con los marcianos: en el parque, en el laboratorio, en la sala de entrenamiento, en el ring, en el jardín, en el bosque y en no se cuantos sitios más; son peleas muy largas y que nunca acaban en nada. Pretenden secuestrar a Santo al ser un ser "excepcional". Los marcianos emplean unos aparatos teleportadores que hacer un ruidillo muy gracioso. Todos son rubios y depilados. Hitler llegó a Marte. En fin, un guión propio de un programa infantil, tipo "El Chapulín colorado", con diálogos risibles, pero como tantos otros de los filmes de Corman o sus imitadores, allá en los 50; sin embargo ésta se rodó solo dos años antes de "2001 Una odisea en el espacio". Si Santo se pelea con el monolito lo deja aún más tieso.

En fin, un filme de serie Z, de un género muy particular y muy anclado en los años 60-70. Sólo apto para cinéfilos de aficiones a lo bizarro.