No creo que me equivoque en demasía si afirmo que este filme, jamás estrenado y vilipendiado, es la mejor adaptación hasta la fecha, con actores reales, de la familia superheroica por excelencia del Universo Marvel. Conociendo su intrahistoria, aún tiene más mérito. Costó 1,5 M$, algo ridículo aunque sean cifras del año 1994. Obviamente, la evidente falta de presupuesto se cubrió con un gran esfuerzo creativo, tanto a la hora de solventar los efectos especiales, como en los decorados y vestuario. ¡Son los más fieles al comic de todos los filmes! Leí que el encargado del diseño de vestuario se fue a comprar comics de los Cuatro fantásticos y cuando le dijo al encargado que era para un filme , éste incrédulo le espetó "¿pero vais a usar los cómics?" a lo que contestó el diseñador "¡por supuesto!". De hecho, Sue Storm es la que más se parece a los comics, incluso en su peinado.

El problema radica en compararla con filmes contemporáneos como "X-Men" y "X-Men 2", superproducciones noventeras destinadas a arrasar en taquilla. Este filme, sin embargo, es un delirio camp y deliciosamente obsoleto, de guión ingenuo y algo cursi, como los comics de la edad de plata, que entronca directamente con el Batman televisivo de los años 60, no con la basura de Tim Burton sino con el Batman de Adam West. Los cuatro fantásticos es todo lamé y colorido, con unos azules eléctricos de sus trajes, al igual que el verde del Dr. Muerte y sus doombots. Y la Cosa, con un presupuesto tan bajo, luce increíble.
Además del Dr. Muerte, introducen como villano a un tal "Joyero", que, sin embargo, es claramente el personaje conocido como "El hombre topo". No es ciego, es feo con ganas y vive rodeado de gente deforme- como en los comics- y bajo tierra; de hecho, en su base aparece un agujero gigantesco y sin fondo, un agujero que quizás le lleve al mundo subterráneo del que se hará rey.

Obviamente, no es un gran filme. Pero es digno y si hubiese sido un episodio piloto dirigido a un público entre infantil y adolescente, seguro que habría sido un éxito. Su sencillez y su relativa fidelidad al comic merecen un mayor respeto, viendo los bodrios que vinieron con posterioridad. Aquí, al menos, no estaban sojuzgados por la dictadura de la malentendida diversidad.