Es curioso que Albert Pyun dijese en una entrevista que a él eso de los cyborgs pues como que tampoco le atraía mucho. Caray, ¡si se ha hinchado a rodar filmes con cyborgs y similares! Desde "Cyborg" a "Apocalipsis omega" pasando por esta franquicia de videoclub.

Este primer film de la saga en cuanto a guión, lo que se dice guión, pues va a ser que no. Tiene señoras despampanantes, que corren entre escombros con minifaldas, cyborgs trajeados que jamás se despeinan o se manchan, por mucho barro en el que retocen, muchos tiros y explosiones, y sobretodo, tiene espectaculares escenas de acción. Quién haya diseñaso las coreografías de las mismas, lo debió hacer bajo los efectos de alguna sustancia psicotrópica. Atravesar pisos agujereando el suelo, corretear por fachadas inclinadas de edificios en demolición, correr ante torres que caen tras los actores, descender por un tobogán de una planta de minería llena de barro, saltar desde un risco volcánico a un río una y otra vez ... el filme no tiene desperdicio con estas escenas. Pyun busca unos exteriores ruinosos o bien naves industriales abandonadas y les saca todo el partido posible. En eso es un experto. Y luego tiene el toque "terminator" con pantallitas que informan a los malos, apéndices mecánicos que surgen de los protagonistas o incluso un stop-motion entrañable.

El reparto cumple, desde el tal Gruner, a Brion James o Thomerson. Aparecen los amiguetes del director, como Vincent Klyn, que interpreta a dos masillas distintos, y Jackie Earle Haley, que apenas le veremos en un plano.

Guión no tiene, pero el film entretiene. Y es uno de Pyun, un sello propio en este tipo de género.