Ejercicio de estilo y de interpretación física el que lleva a cabo Redford junto con el director Chandor con el objetivo de recrear una historia épica sobre un hombre que queda a la deriva en el Índico tras ver cómo su velero se hunde en el agua.

La película se basa totalmente en la capacidad que tiene el protagonista para luchar contra los elementos, y en la capacidad que tiene el director para narrar una historia con un exiguo guión. Redford lo pone todo de su parte. Su interpretación con apenas un puñado de palabras necesitaba que sus gestos, sus caras y sus acciones hablaran por él, y lo consigue perfectamente.Puede transmitir su ánimo con su cuerpo, y su experiencia hace el resto, redondeando un papel complicado. Y Chandor utiliza de manera inteligente su cámara para describir la aventura con planos largos y con una dirección personal, adaptándose a las circunstancias. También tienen relevancia los trabajos de sonido y de fotografía, que en películas de este tipo adquieren mucha más importancia si cabe que en otros trabajos. Buenos trabajos que convierten a una película normal en una historia que transmite fuerza gracias a sus planos de gran belleza.

Sin embargo la sencillez que aprovecha la película para construir la historia también es su lastre. "Cuando todo esté perdido" no nos ofrece nada que no hayamos visto en otras ocasiones, y así pierde la capacidad de sorpresa. No hay nada mejor o peor que pueda pasarle al protagonista, y como tampoco se describen situaciones límite, el espectador se quedará pensando que ha visto más dificultades en otras ocasiones.

Probablemente se trate de una película que no deje indiferente a nadie, bien porque el espectador se una a la aventura o bien porque se le contagie el agotamiento del protagonista. En todo caso la supervivencia del hombre en un entorno hostil es un reclamo inicial, al menos para acercarse a la historia y ver cómo se desenvuelve el protagonista.