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España España · Madrid
Voto de Moody:
5
Intriga. Drama En 1947, Holmes vive retirado en una remota granja de Sussex con un ama de llaves y el hijo de ésta. Cumplidos los 93 años, su memoria y su capacidad intelectual empiezan a deteriorarse. Su rutinaria vida se limita al cuidado de su colmena, a la escritura de su diario y a la lucha contra su pérdida de facultades. De repente, se le presenta un caso desconocido hasta el momento. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2016
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Holmes, el detective más famoso de la historia, deja de ser por una vez simplemente Sherlock para pasar a ostentar el calificativo de Míster. Y este honor no le viene grande en ningún momento porque más allá de sus enormes cualidades para la observación y la investigación, es un señor de los pies a la cabeza.

“Mr. Holmes” nos trae al célebre personaje en el ocaso de su vida. Despojado de algunas cualidades que le hicieron famoso y cuando el fantasma de la pérdida de la memoria acecha, y ya sin su escudero Watson cubriéndole la espalda, se enfrenta a su (quién sabe) último caso en una historia que juega con elementos nostálgicos elementales, nunca mejor dicho, para crear el ambiente propicio. Esas relaciones que establece con su ama de llaves y, sobre todo, con el hijo de ésta, son interacciones que van mucho más allá. Holmes se ve reflejado en el chico y cada vez el protagonista se ve más como protector y mentor. Ambas relaciones rebosan confianza y parecen naturales y sinceras.

Precisamente eso es lo que busca la película humanizar a un personaje que por momentos parecía distante y algo frío. Su edad unida a su fragilidad le convierten en un personaje vulnerable, una persona que como cualquier otra en su lugar necesita un diario en el que apuntar sus cada vez más frecuentes pérdida de memoria. Para ello se vale del excelente trabajo de McKellen, dueño y señor de una película creada para su lucimiento. Su experiencia como detective le ayuda a resolver este caso, pero se le ve superado por las circunstancias de la vida real, ahí donde las pistas no son tan reconocibles.

Algo lenta en su parte central, su exposición es pausada y reflexiva como la mente del protagonista, y en ocasiones esto le impide despegar del suelo a pesar del buen hacer de McKellen. Aún así se trata de una buena película que sirve de improvisado homenaje al gran personaje de Sherlock, ese al que no se le escapa una.
Moody
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