Viendo esta película, a uno lo viene a la mente esas películas de mediodía, que con muchas menos pretensiones que ésta consiguen exactamente lo mismo: aburrir.

Ésas no tienen una estrella que intenta en cada toma quedar mejor que los demás, o justificar su salario con una actuación memorable a pesar de que no haya mimbres para ello. El guión es totalmente básico y tiene lo mínimo que le exige a cualquier guión para salir adelante. Para florituras es mejor buscar otra cosa.

Y es que se podría haber buscado más la comedia, en ese choque cultural entre la protagonista y el pueblo que visita. Pero no, al parecer lo mejor era mostrar una absurda conversión de Zellweger, en la que lo único que importa es que ésta comprenda el modo de vida de los lugareños, empatice con ellos y finalmente les ayude no solo a salir a flote sino a construir un futuro mejor. Y por el camino de paso encontrar el amor que se le resistía en la ciudad a través de una hija adolescente en pleno baile escolar.

En fin, no diremos patética para no herir sensibilidades, pero es el único adjetivo que se me ocurrió al ver los créditos finales. Al menos entonces podrían haber puesto alguna caída en la nieve a lo tipo Bridget Jones y la gente no habría huído nada mas empezar la música final.