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España España · madrid
Voto de martin:
7
Documental Narra por vez primera la aventura secreta del empresario francés Jean-Yves Ollivier, quien consiguió en los años 80 involucrar a una serie de líderes políticos y altos cargos de diferentes ejércitos y servicios secretos para sembrar la semilla de un diálogo de paz regional que condujo a la liberación de Mandela. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El azar ha querido que su muerte coincida con el estreno en España de “Complot para la paz”, película documental realizada por Carlos Angulló y Mandy Jacobson, que relata una historia desconocida pero determinante para el fin del apartheid en Sudáfrica. Su protagonista, Jean-Yves Ollivier, es un empresario francés de origen argelino que actuó como mediador político en la sombra en la guerra poco fría que se libraba en el cono sur africano. Su objetivo: conseguir la liberación de Mandela y con ello propiciar la caída del régimen racista.

El film tiene todos los ingredientes de un muy buen documental: una historia novedosa, una temática interesante y emotiva, entrevistas a los personajes más relevantes de la época, extenso material de archivo, y un montaje atractivo que le da el tono de thriller político.

Una de las cosas que llaman la atención en la historia es la particular motivación de su protagonista. Al principio, Ollivier relata su experiencia traumática de destierro junto a su familia cuando Argelia logra su independencia en 1962. Así es como observa el apartheid de los ochenta, a través de la mirada del colono desengañado:

“En 1981, visitar Sudáfrica era como visitar otro planeta. Me pregunté cómo era que los blancos no se daban cuenta de que, a menos que todo cambiase y aceptasen compartir su país con los negros, se dirigían hacia el desastre”.

No se trata de una visión basada en un criterio de justicia, puede que sí haya algo de humanitarismo, pero ante todo es pragmática: para la sostenibilidad del país y la región. Un detalle importante que menciona de pasada Ollivier cuando habla de la situación de bloqueo internacional que vive el régimen, es que se fija en Sudáfrica en primera instancia por los negocios que se plantea hacer allí. Habrá quien piense que el objetivo de la convivencia “pacífica” es loable en sí mismo, sin importar quienes la promuevan ni lo que venga después. Y tienen parte de razón: el fin del apartheid, del racismo oficial, es un triunfo en sí mismo. ¿Pero fue la transición a la democracia tan ejemplar? ¿los que abanderaron la paz trajeron también la justicia? Lo cierto es que a día de hoy las desigualdades económicas y sociales continúan siendo enormes, pese a la reducción notable de la pobreza absoluta y la institucionalización de la igualdad política. Con el fin del apartheid Sudáfrica se abrió al libre mercado y pronto se establecieron nuevas élites económicas cuya dinámica natural es perpetuar la situación de miseria de las clases desfavorecidas. Otro día hablaremos más de la importancia clave de las “transiciones políticas” y su representación en el cine. Pero el “complot” de Jean-Yves Ollivier no llega tan lejos (al menos en la película), termina con el éxito, con la liberación de Mandela y la extinción del régimen.

Precisamente, la condición de héroe atribuida al benévolo empresario francés me parece exagerada. “LA historia jamás contada” reza un lema promocional, o “la voluntad de una sola persona puede cambiar el mundo”, que reconoce el codirector español como uno de los mensajes principales de la película. Esta apariencia grandilocuente, favorecida por el carisma de su personaje central, impregna todo el metraje y lo hace emocionante. Sin duda su mediación fue esencial, como atestiguan los entrevistados. Pero ni es “la” historia – como si fuera la única verdad-, ni en este caso el empeño de uno solo posibilitó el cambio. Agrandar la figura de Ollivier conlleva el riesgo de construir el relato paternalista (por no decir colonialista) del extranjero filántropo, blanco y rico que con savoir faire viene a poner paz en África meridional. La realidad es que fueron muchos los actores y circunstancias que intervinieron de manera decisiva en la transición a la democracia; destacando por supuesto el liderazgo de Mandela, que lo convirtió en símbolo de esta lucha.

http://gerardomartinsilva.wordpress.com/
martin
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