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Voto de antonalva:
7
7,1
5.633
Animación. Drama. Fantástico Anna es una chica solitaria, sin amigos, que vive con sus padres adoptivos. Un día es enviada con el señor y la señora Pegg. Allí, donde se extienden las dunas de arena, conoce a una chica llamada Marnie, quien pronto se convertirá en su mejor amiga. Habiendo aprendido muchas cosas sobre la amistad, Anna se dará cuenta de que Marnie no es quien parece... (FILMAFFINITY)

20 de marzo de 2016
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más devastador que una depresión. Y en raras ocasiones se ha mostrado tan bien, con tanta delicadeza y sensibilidad como en esta película de animación japonesa, que si bien está dirigida a un público infantil, será quizás mejor apreciada por aquellos adultos que tengan la suerte de visionarla. Es un relato poético, lleno de encanto e inventiva, un prodigio de sencillez, que comienza con el devastador llanto de la niña protagonista que se siente inadecuada, torpe, ajena al entorno, extraña entre sus compañeras e indiferente hacia su familia adoptiva. Su desolación es inmensa y además rechaza que nadie se acerque a ella para confortarla. Rehúye cualquier cercanía como si fuera anatema o solo recrudeciera la remota herida que ella atesora como una joya preciada.

Arranque poco halagüeño y, sin embargo, la cinta se desarrolla en un idílico paisaje costero lleno de luz, colores, de una sensualidad exacerbada, de una exuberancia sensorial primorosa que contrasta aún más con la ofuscación de su protagonista. Ella se siente desterrada, maldita, mohína, mustia y taciturna. Ha quemado todos los puentes que la unen a sus semejantes y al espacio y parece querer enterrarse en vida, inmolarse ante un altar pagano como justa expiación por haber perdido en un pasado remoto la presencia y atención de sus padres biológicos, como si su porfiado sacrificio fuera su única forma de subsistencia.

Y, sin embargo, algo ocurre que trastoca su visión del mundo. Conoce a una chica audaz e indómita y entabla con ella una relación ambigua, ambivalente, entre la amistad y la fascinación, entre el embeleso y la ilusión. Quizás sea una ensoñación o una fantasía, quizás sea que sus emociones se han desbocado y claman por hacer acto de presencia en el proceloso devenir que ha rechazado hasta entonces. Esa turbadora Marnie, que da título al filme, parece que la llena de ardor, la hechiza, la deslumbra, la subyuga, la hace crecer y comprender que hay más de lo que ella sospechaba en esta vida, que existen también las emociones positivas, reconfortantes y cautivadoras, que es posible ilusionarse y recobrar la fe en la realidad.

El guión pudiera parecer demasiado simple o algo ñoño en sus recodos más resplandecientes, pero muestra con acierto y pericia el doloroso camino que hay que recorrer para conseguir cerrar un duelo que impide vivir la vida y poder así abrirse al mundo y abrazar el presente, sea lo que sea lo que nos depare. La sabiduría no es conocimiento sino experiencia. Y sólo se llega a ella transitando la tristeza.
antonalva
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