Y no sólo eso. También me exaspera, me pone nervioso y me cabrea. Todas sus películas son iguales: Pareja con estrafalarios problemas, una patética e infantil obsesión por el sexo y Woody toda la película forzado, gesticulando como un mono y hablando como una cotorra. No, a mí la gente neúrotica no me hace gracia. A mí la gente neúrotica me desespera.

En este caso, "Poderosa Afrodita", nos cuenta, en síntesis, la historia de una pareja que adopta un niño, que resulta ser hijo de una prostituta, cuyas palabras favortias son "follar" y "puta", todo esto intercalado con vergonzantes imágenes de una tragedia griega (aún no había productores capaces de pagarle sus viajes por Europa). Impresionante.

Después de este ingeniosísimo guión y de ver más de una decena de películas del genio neoyorkino, mi gran duda es por qué al público, en su mayoría, le gusta tan mediocre actor/director/guionista (sería incapaz de decantarme en qué aspecto es más malo). Quizá el secreto de su éxito sea la accesibilidad de su cine. Me explico. Al público le sorprende cómo consigue tanta fama con historias tan ridículas, que no cuentan nada, banales e infames, y despiertan en ellos empatía, pena y admiración al mismo tiempo.

También leo que a la gente le molan sus frases. Bueno, no sé de que se extrañan. La película está exclusivamente diseñada para su lucimiento personal y está todo el rato hablando, es normal que de tantas sandeces que dice alguna sea ingeniosa. Pero para eso prefiero ver un monólogo de la Paramount, que es más corto, más interesante y más original.