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Voto de La mirada de Ulises:
6
Romance. Drama Una noche, en una discoteca, ves a una chica, te enamoras de manera fulminante y se lo dices. Aunque no te hace mucho caso, pasas con ella el resto de la noche. ¿Qué ocurriría si, al día siguiente, no fuera la chica que parecía ser? Una noche, en una discoteca, se te acerca el típico chico que dice que se ha enamorado de ti. No le haces caso, pero después compruebas que no es el típico plasta, es simpático, encantador y realmente se ha ... [+]
9 de abril de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El síndrome de Estocolmo lleva a una persona retenida contra su voluntad -sin violencia- a desarrollar una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con quien la ha secuestrado. Si entre ellos hay un punto de soledad y surge un chispazo de afecto, entonces la cosa se complica porque en las cosas del amor... es todo un misterio lo que sucede en el corazón, y también un riesgo si se pierde la sensatez. En la película "Stockholm" que dirige Rodrigo Sorogoyen, vemos a un chico que conoce a una chica en una discoteca y que se propone pasar la noche con ella... aunque eso le obligue a ser extremadamente persuasivo e insistente en su intento. Ella atraviesa un mal momento y está triste y, aunque inicialmente le rechaza, acaba accediendo a sus deseos y entrando al juego del amor... y de las apariencias.

Nada es lo que parece en "Stockholm" porque Rodrigo Sorogoyen y Isabel Peña escriben un buen guión con eficaces giros dramático-emocionales, porque los protagonistas hacen creer al espectador que sus personajes se quieren... o se necesitan, porque cada uno oculta al otro sus carencias y sus verdaderas intenciones. El espectador percibe la herida e inestabilidad de ella gracias al expresivo trabajo de Aura Garrido, lo mismo que el desparpajo y nobleza de él por medio del rostro de Javier Pereira. Pero la realidad se ve de distinta manera a la luz de la luna que a la del sol... y la verdad termina imponiéndose, guste o no guste. Asistimos, a fin de cuentas, al juego del gato y el ratón, donde la agudeza del ingenio rivaliza con las artimañas del corazón, donde el engaño se convierte en arma defensiva y la venganza en instrumento de contraataque.

Imposible no recordar, en ese sentido, "Hard Candy" con Ellen Page haciendo de caperucita frente al lobo feroz... pero, sobre todo, imposible no hacer referencia a la trilogía que Richard Linklater comenzó con "Antes del amanecer". Una joven pareja que se conoce por casualidad y que comienza a pasear sin rumbo por la ciudad, una conversación que trata de averiguar la forma de pensar y de ver la vida que tiene el otro -aquí mucho más insulsa y narcisista que la que mantenían Julie Delpy y Ethan Hawke-, y un futuro incierto y quizá efímero que se abre ante ellos. Sorogoyen sobrevive a la empresa y crea personajes con alma, con diálogos bien hilvanados y con situaciones que se mueven hábilmente entre el equívoco, la mentira y la perplejidad.

A pesar de su falta de originalidad, la cinta entretiene en su desarrollo e inquieta en su desenlace, sobre todo porque hemos podido observar el juego de las apariencias y el peligro al que se exponen quienes tratan frívolamente las cosas del corazón, quienes siendo tan iguales en su necesidad... se comportan de manera tan distinta en el modo de satisfacer el deseo de sentirse queridos. Y una muestra también de que, para hacer una buena película no siempre se necesitan grandes presupuestos, que basta con un buen guión que un director y unos actores competentes se encarguen de poner en escena.
La mirada de Ulises
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