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Voto de Néstor Juez:
7
Terror. Fantástico Rebajas en un gran almacén inglés, Sheila ronda estanterías, sopesa prendas y, de repente, un vestido rojo sangre de seda la hipnotiza. Ya no hay nada que ella quiera salvo ese vestido, nada salvo acariciarlo, tantearlo, adorarlo... Parece que pesa una maldición sobre cada persona que ha poseído esa prenda fetiche. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2018
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras media hora de reflexión, visionamos a las 19:00 en el Principal una de las películas por las que servidor tenía más curiosidad por ser una de las decisiones más extrañas para una Sección Oficial de este tipo: la británica In fabric, del director de género británico Peter Strickland. Invierno en Londres, superpobladas rebajas en uno de las más grandes y prestigiosos almacenes de ropa, poblados por inquietantes asistentes y un lóbrego manager (personajes góticos, vampíricos). Sheila, humilde madre soltera trabajadora de asistente en un gran empresa de apoyo al público, decide comprarse en dichos almacenes un hermoso vestido rojo para deleitar a su próxima cita. Tan pronto como se lo ponga, sucesos inquietantes y paranormales empiezan a suceder a su alrededor, y en el entorno de todos aquellos que heredan el susodicho vestido. Un ejemplo más del cine manierista y juguetón de Strickland, que tras tener apuntes de esto sus películas previas apuesta aquí por un giallo de manual en su aspecto visual y más desatado y esperpéntico que nunca. En esta ocasión, con un marcado tono bufo que la hacen hilarante, un enfoque burlón de un filme que no se toma nada en serio a sí misma que le viene como un guante. Una propuesta más propia de Sitges o la Muestra Syfy que sorprende que esté en esta Sección Oficial, en una muestra más de la valentía de Rebordinos y compañía al programar propuestas tan variadas y heterogéneas. Filme retro, de colores rojos saturados y música de sintetizador, un bombardeo visual de imágenes de televisión y secuencias pesadillescas que tiene más trasfondo del que parece. Bajo esta comedia guiñolesca yace una crítica a las políticas de comportamiento de las macroempresas inglesas que aunque se halle exagerado puedo corroborar, por mi reciente pasado, que no están muy lejos de la cruel y deleznable realidad. Una película, que duda cabe, burda y absurda, con dos partes descompensadas y larga de más, con problemas claros al concluir. Una sátira capitalista que mira al cine de Serie B y que sin revolucionar a un género que ya floreció en los 70 fue uno de los episodios más refrescantes de la semana. Disfrutamos con ella como niños.
Néstor Juez
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