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Voto de Néstor Juez:
6
Drama Cocó, de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita (Itziar Lazkano) y su tía Lourdes (Ane Gabarain), ... [+]
1 de mayo de 2023
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le pese a quien le pese, y cualidades artísticas o vicios impersonales aparte, el nuevo cine español independiente rural es ya una moda clara, y ha venido para quedarse. Mas aún si viene reforzada de apoyo festivalero, como empieza a ser costumbre en el Festival de Cine de Berlín, de donde procede el trabajo que nos ocupa. Apenas dos meses después de su presentación en la Sección Oficial del festival alemán llega a nuestras pantallas la nueva apuesta de Bteam Pictures, una ópera prima que probablemente cuente con alguna mención en la todavía distante gala de los Goya. Desde el País Vasco nos lleva, acompañada del Oso de Plata a Mejor Interpretación de Reparto, 20.000 especies de abejas, primer largometraje de una Estíbaliz Urresola Solaguren que ya mostró buen hacer al frente del poderoso cortometraje Cuerdas (han leído bien, servidor pudo verlo). Una película aplaudida por la crítica y acogida con entusiasmo por la taquilla, por lo que consideremos oportuno diseccionar una obra tan honesta como modesta en resultados. Un mosaico a pequeña escala de confrontaciones generacionales delicado retratando la realidad de sus espacios, pero literal en demasía en su enfoque didáctico. Trabajo fino en su desarrollo de personajes que defrauda dotando de dimensión sensorial o resonancia estética al conjunto.

El dolor y la incomunicación ante la necesidad de sentir la identidad sexual desde las propias reglas. Un retrato de una niña, en cuya frustración e incomprensión de su entorno se ven reflejados los resentimientos internos de su madre. Cine femenino y rural, que se estructura como un revelado gradual de conflictos interpersonales sobre dos ejes principales: la oposición de la tradición con nuevas sensibilidades, y las diferencias y dificultades de entendimiento y aceptación entre tres generaciones de mujeres. Podríamos catalogarla como un drama sobre transexualidad, pero es mucho mas que eso: es una representación de la frustración, desconcierto e impotencia durante el proceso de formación de la identidad. La entrada a la madurez y la asunción de responsabilidades y culpa entre madres e hijas. Un filme pausado que articula con sabiduría los silencios, y que sabe tomar el tiempo necesario para trazar todas las relaciones del núcleo familiar y, a través de su actitud evasiva con sus hijos o con su madre, indagar en el pasado y en el dolor callado del personaje de Patricia López Arnaiz. Una película que mira con respeto y sensibilidad a sus escenarios permitiendo que el tono y la atmósfera natural de la realidad, con unos códigos no tan distantes al documental, y ofreciendo en su dirección de actores su mayor fortaleza. Patricia López Arnaiz encarna a una madre atormentada y recibida por el rechazo tanto de los familiares del pueblo, que no comprenden su filosofía maternal, como de una hija a la que intenta sin éxito permitir que sienta su identidad de género a su propia manera. Y Sofía Otero acapara toda la atención, con un ejercicio sustentado mayormente en la mirada y en una agresiva y personal manera de declamar sus frases.

Su sensibilidad mostrando los matices del conflicto y su respeto por sus personajes no puede esconder que, ante todo, 20.000 especies de abejas es una película de tesis. Obra de tema, en la que este se enuncia de manera verbal. Y en la que la preocupación por las imágenes queda relegada a un segundo plano. Las perspectivas críticas son infinitas, pero lamento informarles de que nunca leerán a este redactor considerar a un conjunto de planos medios con cámara en mano (de entre los cuales no podemos rescatar una sola composición para el recuerdo) una gran película. La representación en la ficción de realidades pendientes de normalizar por nuestra sociedad es sin duda positivo, pero siempre habrá formas mas estimulantes de hacerlo. Y aún ambientándose en la belleza natural del entorno rural vasco, la identidad cultural de ese mundo queda desaprovechada a la hora de dotar de matices a la narración.

Concentrada, serena y reivindicativa, 20.000 especies de abejas visibiliza ambientes poco presentes en la tradición del audiovisual español creando un microclima de personajes ricos, pero con limitado discurso visual.
Néstor Juez
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