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Voto de Néstor Juez:
6
7,2
1.316
Animación. Drama
Verano de 1998. Kabul es una ciudad en ruinas ocupada por los Talibanes. Mohsen y Zunaira son dos jóvenes que se han enamorado pese a vivir en un entorno repleto de violencia y miseria. Aunque van sobreviviendo día a día, un acto irresponsable de Mohsen cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prestigio en el mundo crítico del cine de animación es tan elevado a estas alturas que, aunque de manera testimonial, ya siempre tiene presencia en los festivales de cine de autor. Todavía su reconocimiento sigue relevado a un puesto anecdótica fuera de los grandes objetivos a los que aspiran los competidores de las secciones oficiales, pero sí forman parte de la representativa y heterogénea selección de secciones secundarios. Lo que supone un temprano altavoz para recalar apoyo mediático y una posterior distribución en salas del otro mundo. Un panorama este en el que medra, ante todo, la animación francesa. Animación de espíritu europeo, personalidad adulta y reivindicación necesaria de los dibujos de dos dimensiones. Llegan algunas películas que se ajustan a estas características en las próximas semanas, comenzando con la que nos ocupa hoy. Es el drama social Las golondrinas de Kabul, que compitió en la sección Un certain regard del Cannes de 2019. Una película de la que había escasas referencias pero positivas, aunque era lógico sospechar que estuviera seleccionado por temas sociales más que por temas cinematográficos. Se estrena casi por sorpresa, y abracé esta llegada deseoso de ampliar aún más mi horizonte de referencias animadas. Y lo cierto es que disfruté considerablemente con la emotiva propuesta, pese a cumplir mis sospechas iniciales con respecto a su temática. Una película animada con gusto y desempeñada con potencia tonal, pero un tanto obvia y plana en su estructura argumental. Agradable pero con dificultad para trascender.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Kabul bajo el dominio talibán, año 1998. Mohsen y Zunaira son adolescentes, tienen esperanzas y sueños y están enamorados. El entorno en el que viven, sin embargo, es un escenario miserable lleno de violencia, un infierno en vida para las mujeres, que viven cubiertas y son susceptibles de ser apedreadas ante sospecha de lascivia (no en vano, Zunaira está recogida en casa). Y así se escabullirán del horror en su rutina, hasta que un error de Mohsen imante los problemas y precipite los acontecimientos. Desigualdad de género y cultura opresiva, fruto de siglos de religión castrante. Un retrato incisivo de las duras condiciones de vida en Oriente Próximo. Una prueba más de que la animación no es óbice de afrontar problemas con dureza, como prueban las impactante desventuras que sufren nuestros protagonistas. Lo cual no se ha dado en detrimento de la animación, de un estilo sencillo pero expresivo, que opta por la refrescante decisión plástica de dejar los bordes de los planos en blanco, como si de una acuarela pintada manualmente por pulir se tratase. Digna de mención también es su trágica banda sonora, que refleja la desgarradora tristeza que impregna al filme. Largometraje que toma la decisión excelsa de decantarse por la concreción, ahorrándose de desarrollos ampulosos y extendiendo su narración durante 80 ajustados minutos. Muy probablemente, nos hallamos ante la que será una de las mas logradas películas de animación del presente 2020.
Por mucho que podamos empatizar con la importancia, gravedad y potencial humano del relato, su desarrollo y estructura argumental va discurriendo desde su primeros compases por caminos familiares. Es una película que busca más el impacto y el regodeo cercano al sensacionalismo tan del gusto de Occidente que armar un relato rico en dimensiones de significado. Es una película cuyo mensaje e implicaciones son demasiado evidentes, y es su condición de película animada lo que le impide ser un drama social más. No dejamos de tener la sensación de que todos los personajes que no sean los protagonistas no están casi perfilados, siendo la comunidad masculina talibán una masa homogénea y plana de malos muy malos. Una prueba más que la animación es mucho más que Pixar, DreamWorks o Illumination, pero servidor cree firmemente que hay que exigirle más.
Áspera, directa y retórica, Las golondrinas de Kabul no sorprende ni sofistica sus marcos genéricos pero presenta sus argumentos con elegancia y sentimiento.
Por mucho que podamos empatizar con la importancia, gravedad y potencial humano del relato, su desarrollo y estructura argumental va discurriendo desde su primeros compases por caminos familiares. Es una película que busca más el impacto y el regodeo cercano al sensacionalismo tan del gusto de Occidente que armar un relato rico en dimensiones de significado. Es una película cuyo mensaje e implicaciones son demasiado evidentes, y es su condición de película animada lo que le impide ser un drama social más. No dejamos de tener la sensación de que todos los personajes que no sean los protagonistas no están casi perfilados, siendo la comunidad masculina talibán una masa homogénea y plana de malos muy malos. Una prueba más que la animación es mucho más que Pixar, DreamWorks o Illumination, pero servidor cree firmemente que hay que exigirle más.
Áspera, directa y retórica, Las golondrinas de Kabul no sorprende ni sofistica sus marcos genéricos pero presenta sus argumentos con elegancia y sentimiento.