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Voto de kikemorey:
8
Comedia. Drama Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque le pese a algunos, Gónzalez Iñárritu firma uno de las mejores películas de la temporada con la historia de un actor venido a menos que busca recuperar la fama perdida con la puesta en escena de una arriesgada obra teatral. Igual de arriesgado es el planteamiento del director quien además de filmarlo todo como si fuera un único plano secuencia –virtud del oscarizado Emmanuel Lubezki- sorprende con una partitura musical basado únicamente en la batería del jazzista Antonio Sánchez.

El retumbe de los tambores de Sánchez acompaña los momentos previos al estreno de “De qué hablamos cuando hablamos de amor” de Raymond Carver, adaptada, dirigida y protagonizada por Riggan Thompson -interpretado por un formidable Michael Keaton-, antigua celebridad que logró el éxito gracias a la personificación de un héroe del comic en la década de los noventa. El proyecto no le será sencillo porque además de los problemas entre el reparto de actores y su difícil relación con su hija adolescente, una voz interior constante le recuerda su pasado de gloria y lo atormenta en su incierto presente.

El duelo actoral de Keaton, tanto en la ficción como en la realidad, lo tiene con un espléndido Edward Norton, quien debería llevarse algunas de las estatuillas por las que está nominado este año. El casting se completa con otras grandes actuaciones como la de la también nominada Emma Stone, Naomi Watts y un casi irreconocible Zach Galifianakis, que deja de lado su comicidad para convertirse en el agitado amigo productor del protagonista.

El guión, escrito a cuatro manos, es lineal pero mezcla con acierto lo real y lo fantástico, fruto de la paranoia de Thompson con su inseparable superhéroe. Localizada en un teatro en pleno centro de Manhattan, la fotografía de Lubezki y la percusión de Sanchez nos introducen en un ambiente claustrofóbico que nos muestra con desparpajo, ironía y algo de crudeza, los entresijos de un rocambolesco montaje teatral. Mención importante para los efectos de sonido que seguro será uno de los tantos premios que ganará la que se puede considerar como la mejor cinta de Iñarritu de su corta e interesante filmografía.

http://kikemorey.wordpress.com/
kikemorey
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