Descriptiva vida que a través de momentos puntuales recorremos los sentimientos de una persona, donde el tiempo, el dolor y la búsqueda de su yo están subyugados a factores siempre externos y que nos hacen persona. Nunca es la justificación, sino la explicación de nuestros bandazos vitales los que se exponen.
A través de tres personas que conforman un mismo ser, vemos la evolución de la búsqueda del qué, pasando al por qué y concluyendo en el para qué. Una delicada forma, sin dramatismos y con contención, de vivir lo que sentimos, con gestualidad y miradas vemos los sentimientos, con su ausencia de palabras, sentimos sus sufrimientos y con su entorno exacerbado intuimos su dolor. No es la falta de carácter, si no la búsqueda del yo el que hace que no se encuentre.
Los tres protagonistas se complementan en un yo intimista, en un yo dolorido que no se encuentra, pero que con sus interpretaciones logramos visualizarlo desde la cuarta pared, desde la pantalla, dejándonos empapar por sus sufrimientos. Esa empatía es el don de la película. Esa forma de narración visual para lograr entenderlo todo...