La creación de una atmósfera envolvente, sutil, bella a la par que aterradora y en tensión hace que no sepamos qué esperar... La sutileza del detalle, de lo mínimo para llegar al máximo resultado nos hace agarrarnos a cada sonido amplificado, a cada color resaltado, a cada plano remarcado... los detalles, esas pequeñas focalizaciones, nos trasladan a los sentidos, a cada uno de ellos, erotizando cada plano, jugando con cada suspiro, con cada susurro. El guión se desvanece con un final abigarrado, arrastrando levemente el sutil suspense a una desembocadura simplista. Cojea, pero no destruye la historia, que abierta en un principio nos enseña de más al final... Una fotografía estilizada, definida en sus ángulos, cálida y fría en los momentos decisivos. Un sonido ensalzado, maximizado y subrayado, en auge en los momentos decisivos. Unas interpretaciones con altibajos, creando expectativas en un dulce comienzo, y algo insípidas el final, pero con regusto estridente...