Dirigida por John Sturges, es una película que combina elementos de western, drama, noir, romance y cine negro: ¡todo un logro!

La historia sigue a Lin Vanner, interpretado por Lew Ayres, un hombre perseguido por la policía que encuentra refugio en la casa de un sacerdote. Allí, Lin relata su pasado trabajando en un campo petrolífero en México, donde entregó a la policía a un hombre sospechoso de robo, quien luego murió en circunstancias misteriosas. Afligido por la culpa, Lin termina trabajando en el rancho de la viuda del hombre. Ojo, la mayor parte del filme se cuenta en flashbacks.

John Sturges es conocido por su habilidad para manejar diferentes géneros, y lo hace con una dirección de nota que mantiene la tensión y el interés a lo largo de todo el relato, y eso que el sonido lamentablemente deja que desear: ¡hay que reponer las joyas del cine!

Tiene un guion escrito por Niven Busch (marido por cierto de la actriz principal Teresa Wright), que presenta una historia compleja con personajes bien desarrollados, como la del sacerdote interpretado muy ien por Victor Jory. Aunque en ocasiones puede parecer sobreelaborado, logra mantener una atmósfera de intriga y fatalidad.

Edward Cronjager fue el director de fotografía, y su trabajo en la película contribuye significativamente a la atmósfera con su uso de iluminación y composición de planos, que refuerzan la sensación de suspense y drama.

La banda sonora compuesta por Daniele Amfitheatrof acompaña adecuadamente las escenas, añadiendo profundidad emocional y acentuando los momentos clave de la historia.

El montaje de la película ayuda a crear un ritmo que mantiene al espectador enganchado, utilizando cortes y transiciones para enfatizar los giros argumentales y las revelaciones.

Estos elementos técnicos se combinan para crear una película que, aunque no exenta de críticas, ha sido reconocida por su capacidad, dentro de la variedad intergéneros, mantener una narrativa envolvente

Aunque la película tiene algunos puntos forzados, también presenta situaciones geniales conducidas por un libreto sólido e inteligente. La actuación de Teresa Wright, quien interpreta a la viuda, es especialmente elogiada por darle profundidad y fuerza al personaje. También sobresaliente Lew Ayres.

En resumen, una propuesta interesante que explora temas como la culpa y la redención, con una narrativa que invita a la reflexión. Y al final: ¡la cura por amor!