Película muy a la británica, con un reparto de nivel –como siempre en lo british-, una historia aleccionadora para este mundo en el cual se lee poco, puesta en escena bien y una dirección clásica en la línea de un director con gran experiencia que maneja la técnica y las maneras de este arte que es el cine.

La dirección de Mike Newell re-visibiliza a un veterano, clásico y heterodoxo director, que ofrece con este ‘largo’ título una muestra de cine un cine muy inglés. Y lo hace con solvencia, soltura, gracia y un sentimiento que logra que la película pueda gustar, a pesar de su larga duración, su previsibilidad y que no aporta nada nuevo.

Tiene un guion de Thomas Bezucha y Don Roos, adaptación de la novela de título homónimo, un éxito de ventas póstumamente publicado en 2008 por la autora estadounidense Mary Ann Shaffer y la co-escritora Annie Barrows. La adaptación de las miserias e inconvenientes de la guerra es aceptable, aunque no siga al pie de la letra el libro, pues se han obviado complicaciones dramáticas y románticas de la novela durante períodos prolongados de tiempo de pantalla. Libreto, empero, bien escrito y con unos diálogos chispeantes que juegan a favor de la historia afectiva y enternecedora que cuenta.

La música de Alexandra Harwood acompaña bien, muy buena fotografía de Zac Nicholson y pasable puesta en escena. Gran vestuario de la diseñadora Charlotte Walter con la moda de la década de los cuarenta perfectamente ceñida y colorista.

En el reparto Lily James hace un gran papel junto a Michiel Huisman, aunque entre ambos no exista mucha sintonía o química; son roles muy diferentes los que ambos interpretan, y los conjugan con relativo éxito. Si ella es agraciada, rica y talentosa, él es el arquetipo del granjero guapo y bueno que invita a retornar al mundo del campo con clara opción al romance. Muy bien todos los actores de reparto como Glen Powell que interpreta de manera óptima el rol del novio militar norteamericano; o Matthew Goode, excelente en el papel de editor de la protagonista y para mí el mejor del reparto.

Hay algo que destaca en esta cinta: que alzaprima el poder de la palabra escrita, el amor por la literatura y por los libros. La lectura no sólo como fuente de alegría, recogimiento o fantasía íntima, sino también como refugio donde cobijarse en tiempos difíciles. Su director Mike Newell, tantas veces considerado un artesano del cine, en esta ocasión hace un tratamiento afectuoso hacia sus adorables y excéntricos personajes, lo cual puede eximirlo de las carencias en su obra.