Aunque las actuaciones, sobre todo de secundarios, deje algo de desear, es una buena película, algo surrealista con la presencia de las vacas, verdaderas actrices.
Magnífico el paisaje, ese verde, esos helechos. Y los numerosos bichos como el ratón de bosque.
No me gusta la música, cuando se pone demasiado tétrica, que contrasta demasiado con el folklorismo de muchas escenas.
El hilo argumental es un poco discontinuo y no está del todo engarzado. En ese sentido falta ritmo.
Con todo, la mejor película de Medem, que luego se extravió en direcciones algo inverosímiles.
De las guerras carlistas a la guerra civil, y es que no tenemos remedio.