Ya se sabe que los guionistas norteamericanos se suelen pasar de rosca, presentando situaciones
que intentan ser graciosas y no lo son para nada.
Esto es lo que ocurre aquí, a pesar de las buenas interpretaciones de Downey y de, lo mejor, Galifianakis.
La trama es tan simple que tienen que llenarla de gags, pero algunos son tan, precisamente pasados de rpsca -como el insólito café que...no hacen gracia.
De todos modos, siempre compensa ver, en dos cameos, a Jamie Foxx y a Juliette Lewis.
La película hubiera ganado profundizando más en la extraña amistad de los dos compañeros de viaje.
Poco más.