Esto de ser caníbal tiene sus pros y sus contras, como todo.

Pros: pues, obviamente, que te ahorras una pasta en la carnicería. Éste, además, como es sastre, va siempre elegantísimo por muy poco dinerito. Él se lo guisa, él se lo come. Si es que Antonio de la Torre vale para todo, qué hombre tan apañado. Y la fotografía es un primor.

Contras: la vida es muy aburrida si cada vez que te gusta una moza vas y te la comes. Y luego ¿qué? ¿Con quién ir a pasear, o de vacaciones, o a retozar debajo de una manta frente a la chimenea? Pues con nadie, porque así no hay quien haga vida social. Todo el día sólo y callado. Por no hablar de que comer carne sin el más mínimo control de calidad de la Unión Europea puede suponer un riesgo terrible para la salud. ¡Descerebrado! En fin. Que si lo más trepidante de tu vida, aparte de asesinar y eso, es jugar al bingo con una vieja, lo mismo mirarte resulta un rollo y la gente se te queja, con razón.

La peli cuenta la poco inspirada historia de un hombre que cuando dice aquello de: “qué buena estaba tu vecina”, es que lo dice de verdad. Es un poco cansina, aunque tiene su puntito, no crean.