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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Charly Barny:
9
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
20 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un padre extraña a su hija. Ella es una ingeniera alemana que viaja constantemente. Es la fecha de su cumpleaños. Él decide ir a visitarla a su lugar circunstancial de trabajo. Pasará unos días en Bucarest, Rumania.
El film de Maren Ade, la directora alemana de Entre Nosotros presentada en el BAFICI 2009, es un gran fresco sobre la sociedad actual a través de la pintura de una relación padre – hija que representan dos polos opuestos en la forma de mirar la vida.
Winfried (un enorme Peter Simonischek), el padre, es un hombre de unos 70 años. Ha vivido su vida. A su manera, es un anciano sabio. No obstante ello, no sabe cómo hacer para llamar la atención de su hija. Su llegada no podrá ser más inoportuna.
Inés (Sandra Huller) trabaja para una consultora internacional en temas de organización de empresas. Vive de hotel en hotel, sin tiempo alguno ni para sí misma ni para los demás. Su vida es su trabajo. La llegada de su padre no es otra cosa que un inconveniente laboral.
El mérito de Maren Ade es que con mucho sentido del humor, una cierta pizca de absurdo y una visión muy crítica de la sociedad describe la vida enloquecida de esta mujer, la forma de trabajo que ha generado la nueva sociedad de servicios en que vivimos, en la cual nadie tiene tiempo para nada, todo es urgente, el trabajo es una prioridad absoluta y puede llevarte a cualquier parte del mundo, incluso a los lugares más remotos. Pero la cuestión de Ade va más allá. Describe al eficientismo como una cuestión prioritaria. En consecuencia, y paradójicamente, no se repara en gastos para lograr ser eficientes. Y ser eficientes, no es ni más ni menos que ganar el mayor dinero posible incurriendo en el menor costo posible. De eso se trata el trabajo de la ingeniera Inés. Enseña a ser eficientes a empresarios que no lo son.
Uno puede decir que al fin y al cabo, el trabajo de Inés es igual que cualquier otro. Pero no es así. Inés es una mujer que además pretende ser una consultora exitosa, estar siempre en la vitrina y al alcance de sus clientes. Viendo que su vida carece de horarios y espacios para ella misma, uno se pregunta si Inés aspira sólo a trabajar o tiene algún otro tipo de deseos que mantiene ocultos.
Winfred con su edad ya lo ha visto y vivido casi todo. Como todo anciano, está de vuelta. Consciente que su arribo es un problema para su hija, lejos está de evitarlo. Por el contrario, se empeñará en sacarla de ese pozo en el que ella alcanza un nivel de status e ingresos que seguramente le deparan un futuro financieramente holgado, pero deja pendiente del presente todos los demás aspectos de la vida. Inés vive lejos de sus parientes, no tiene amigos íntimos, no se ha casado, no pretende tener hijos. Está lejos del modelo de mujer convencional del siglo pasado.
Winfred la sigue a todas partes, y para llamar su atención decide transformarse en otro hombre. Ese hombre será Toni Erdmann, un alter ego de Winfred que, peluca y anteojos de por medio, le permitirá estar donde ella esté en cada momento.
Lo que Winfred ve a través de su alter ego Toni no es más que una vorágine que no conduce a nada, que profundiza las diferencias sociales, que en nombre del éxito y el eficientismo olvida al hombre mismo, quien debería ser principio y fin de la existencia humana.
La crítica que realiza Ade de la sociedad moderna a través de Toni Erdmann no tiene desperdicio. Lo hace con un humor muy especial, muy alemán, un tanto socarrón. El film transita permanentemente la vía del teatro del absurdo. Winfred, como persona mayor, ve los desvíos que esta sociedad moderna ha tomado para generar trabajo. Mucho para unos pocos, y muy poco para muchos otros. Una dicotomía en la que el éxito y el fracaso se encuentran a la vuelta de la esquina y pueden suceder con premura y simultáneamente.
Es muy probable que Toni Erdmann no se estrene comercialmente en Argentina. Su duración de aproximadamente tres horas la torna muy poco atractiva a la hora de llevarla a las salas comerciales, incluso las de cine arte. No obstante ello, cabe señalar que la carrera de la película incluye su estreno mundial en el Festival de Cannes de 2016, la candidatura al Oscar a la Mejor película Extranjera por Alemania y a los Globos de Oro de ese año aunque no se llevó ninguno de esos tres grandes premios. Lo cierto es que estuvo encaramada en el podio y ahora es cita obligada en las sesiones paralelas de la mayor parte de los festivales de cine. También puede ser encontrada en Internet.
La mirada de Mary Ade en Toni Erdmann es seguramente una de las miradas más lúcidas que el cine actual ha realizado sobre la vida moderna contemporánea, la llamada sociedad de servicios. Su visión de las relaciones humanas, de la frialdad y la lejanía de los lazos familiares, del solo interés puesto en lo comercial, de la falta de comunicación y transmisión de los afectos, de la prevalencia de los sexual sobre lo amoroso es solo equiparable en su profundidad y extrema lucidez cinematográfica a Tiempos Modernos de Chaplin, a Perdidos en la Noche de John Schlesinger, o a Easy Rider de Dennis Hooper, películas que cada una en su momento y a su modo, retrataron la sociedad de su época en forma crítica, la industrial en la primera y la sociedad de consumo en las otras dos.
Charly Barny
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